La luz roja está encendida.
Yo estoy haciendo mis cosas. Embalar cajas puede ser más complicado de lo que parece, y muy poco gratificante. Estoy con la última, chorreando sudor (ya va siendo hora de que me corte un poco el pelo, y de que me duche, de paso), cuando se abre la puerta. El tipo que la cruza es un poco más alto que yo (no muy alto), lleva una fina camisa rosa pálido, tiene la tez morena y el pelo corto y revuelto cuidadosamente con gomina. Tendrá unos treinta y dos años. Me saluda con sonrisa de gato de Cheshire y voz melodiosa.
- Hola, buenas tardes. Soy Germán Díaz, de Idiomas Sonny & Cher. Ejtamos haciendo una prueba de como ejtá el nivél de inglés por el centro, porque la verdad ej que sabemos bajtante poco inglés, fíjate, en Ejpaña hay muy pocos bilingües. Sin embargo en paises como Portugal, cuatro de cada diez habitantes lo son. ¿Que tal tu nivel de inglés?
Yo aún estoy pensando en que la cinta de la última caja está demasiado tirante, tengo que darle un par de vueltas más para que no se abra por la presión. Chorreo sudor. La camisa rosa pálido del individuo es tan fina que se le trasparenta el abundante vello de su torso fofo. En el bolsillo lleva un paquete de Lucky Strike, un mechero, y un bolígrafo Pilot Ultra Grip azul.
"...Piezas muy abstractas, a penas tienen melodía. No tienen casi estribillos, ni melodías, ni solos. Es un groove muy hermético, muy surrealista, con una poderosa linea de bajo y como muy... percusiva, casi tribal...tribal...muy bueno, Isidoro, muy bien..."
- Bien, mi nivel de inglés, suficiente para lo que necesito...
- Verás - me interrumpe sonriente - nuestro método es el método natural, como tu aprendiste español. A ti no te enseñaron primero la gramática, a ti te enseñaban una pelota y te decían "pelota". Por ejemplo.
Me mira mientras esboza una sonrisa maliciosa, como si estuviera en posesión de una gran verdad que estuviera a punto de revelarme secretamente. Saca el bolígrafo del bolsillo de la camisa y con un gesto a lo Tamariz lo deposita en la mesa.
- The ball pen is on the table.
Observo el bolígrafo sobre la mesa. Observo al tipo. Sonríe.
- ¿Que he dicho? - pregunta.
-El bolígrafo... está sobre la mesa - contesto dubitativamente.
"Aquí lo tenéis, a Isidoro, que es coleccionista de los que comparten, no como otros, que no comparte nada, son como Gollum, "Lo tengo yo y tu no. Lo tengo yo y tu no" Hahaha..."
Sonríe. Coge el bolígrafo y con el mismo gesto mágico lo devuelve a su bolsillo.
-The ball pen is in my pocket.
Esta vez no me dejo sorprender.
- El bolígrafo está en tu bolsillo. - respondo rápidamente.
Le observo. El sudor gotea por mi frente. Detecto el sonido del cartón resbalando de la cinta que precariamente trata de sujetar las solapas. La sonrisa se ensancha, los párpados caen ligeramente. Y entonces lanza al aire la gran revelación.
- ¿Y como has sabido que era bolígrafo? ¿Bolígrafo no ha sido siempre pencill?
¡ Los has sabido porque lo estabas viendo! ¡ Ese es el método natural !
La caja se abre. No tengo tiempo para esto, le comento, y se marcha sonriente diciendo algo tremendamente interesante. No tengo tiempo para esto.
Esta es una de las historias verídicas que me han acontecido en las últimas semanas. Pensé que tendría tiempo de darlas una forma y escribirlas en el blog. Sigo sin internet en casa, confiaba que este mes en el que iba a estar solo en el trabajo me serviría para ponerme al día con mi blog. Pero no he tenido tiempo gracias a Germán Díaz y otros como él, que sólo hacen su trabajo o sólo pasan por este mundo. Pero a mi me roban mi tiempo. Que asco.
Es curioso que este ciclo de mes haya terminado con un funeral. No ha sido un funeral muy doloroso, aunque era una persona cercana, pero no estaba muy unido a él. De hecho, lo único doloroso ha sido ver sufrir a los que si que lo estaban, acompañar su dolor. Pero me pasé toda la tarde (fué por la tarde) con los ojos muy abiertos, en ese estado semialucinado en el que estoy a veces, cuando lo absorvo todo como si yo no estuviera realmente allí, como si lo estuviera viendo en una bola de cristal muy vívida, con olores, con tactos, con sensaciones térmicas. Y los sonidos. Las monedas repicando en las cestas en la iglesia justo durante la Eucaristía, justo mientras el sacerdote dice "Haced esto en conmemoración mía". El organista con cara de Popeye (un ojo cerrado y la boca torcida) inspirado con unos acordes del réquiem de Mozart mientras el sacerdote espera a que alguien conteste "Es justo y necesario". La anciana del coro que lucha por que su voz suene por encima de las de las demás cuando entona lo de "Santo, santo, santo es el Señor" (que yo siempre asocio al Help! de los Beatles por cosas de jesuitas). La gente del pueblo que nos mira de reojo y comenta "quienes serán estos". El anciano sacerdote que trabajosamente gira en torno al ataúd salpicándolo de agua bendita. Las voces de los "operarios" de la funeraria y el camposanto mientras descargan la caja en el fondo del panteón, la bolsa polvorienta que colocan al lado, el grito del operario que se pilla la mano al volver a colocar la losa que cierra el sepulcro... La mirada de alguien que debe ser pariente en algún sentido pero que no conozco y que no volveré a ver jamás (ya no quedan mas funerales posibles entre nuestras familias). Y alguien pregunta ¿Y que era esa bolsa? y alguien contesta son los restos de su esposa, estaba enterrada en tierra pero cuando levantaron el viejo cementerio los sacaron de la caja y los dejaron en esa bolsa y alguien responde pos no se, si era una bolsa mu pequeña, como de pan, no sé...
No tengo tiempo para esto.
P.D.: El texto en cursiva está sacado de la emisión del programa Satelitres, de Radio3, del pasado jueves 21 de agosto. Adaptado libremente sin anímo de nada.