sábado, 16 de agosto de 2008

Se me ha olvidado lo que tenía que decirte, me pasa todas las mañanas y por eso digo tan poco. Se me olvidan las palabras, pero a ti no te olvido, quiero decir, podría perfectamente parecer que así fuera, no te escribo, no te llamo, no te busco, ando perdido (me andas perdida), pero no olvides que te sueño y otras veces sólo te pienso, fugazmente, eso si, que no tengo tiempo para pararme a pensar demasiado, si hiciera eso saldría corriendo y llegaría tarde a todas partes, mas aún, mas tarde quiero decir. Pero tengo tantas cosas que contarte siempre, cosas que leo, cosas que veo, y te digo mira esta línea, mira lo que escribió aquí Bolaño, mira lo que escribió aquí Cortázar, mira que dibujo mas bueno, y se me ha ocurrido una idea (de esas que van al archivador, de las que olvido), te lo cuento sin que estés, sin que tu lo sepas y aún no hablo sólo pero casi, escuché alguna canción buena también. Se me han ocurrido unas vacaciones, que te parece, una habitación oscura, una selección de películas de vampiros de los años sesenta, algunas buenas y muchas muy malas y fumarnos algo para poder pasarlo, sería genial ¿no? es decir, lo haría yo sólo pero así no es tan divertido. Hoy he soñado que estaba en una especie de manicomio, pero no uno de esos lóbregos de las películas, nada del Asilo Arkham, un manicomio con habitaciones luminosas, internet gratis, sala de reuniones, poblado de gente interesante que pasa allí sus vacaciones y nadie parecía estar loco, sólo decíamos "vamos a ser incestuosos, para que la doctora consulte sus manuales de Freud y nos relacione con algún bonito mito griego", pero yo no tengo hermanas y sin embargo tu estabas ahí y lo eras, y decíamos "que bien estar por fin en un manicomio, como Kerouac, como Ginsberg y Burroughs, todos los beat pasaron una temporada por el psiquiátrico, era condición indispensable". Rimbaud y Varlaine se besaban en la boca en su habitación de París mientras Neal Cassidy recorría las carreteres de un extremo a otro dejando su huella en ninfas y efebos, y estaba ese otro, ese al que imagino gordo y con gorro de cazador, como Ignatius J. Reilly (¿sabías que en Nueva Orleans le han hecho una estatua a Ignatius? ¡con lo que el odiaba esa ciudad!), no me acuerdo de como se llamaba, al que Ginsberg conoció en el manicomio y que luego publicó a Burroughs, creo que era Carl Salomon, el mismo al que Ginsberg dedicó Howl . Todos los momentos son el mismo momento, pero no tengo tiempo, me tengo que marchar, tardaré en volver pero volveré a reclamar tu atención, tengo ganas de escucharte, también, de verte caminar.

Mientras tanto el azul palidece, se vuelve gris, gris plomizo, quiero nubes y quiero tener tiempo para marcharme y si acaso volver, o no, no se, tengo que pensarlo.

Besos fugaces.

Ahullido
Howl


4 comentarios:

mifuriaparanoica dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
mifuriaparanoica dijo...

(No iba a dejar un comentario,como hago siempre,es decir,nunca tengo las palabras precisas para decir-te,porque tú las tienes todas.
Ya te lo dije alguna vez:es Tu Don.

Cada persona tiene uno,yo por ejemplo hago unos macarrones con queso muy ricos,pienso que la humanidad no debería morir sin probarlos,es curioso la cantidad de tonterías que pienso,como cuando voy en el bus y me enamoro de las manos raíceas de una anciana o de una sonrisa como de frambuesa que se pierde fugaz en una parada y quiero encontrarlas ,"esas perras negras",las quiero en la palma de la lengua ,en la punta de las manos,para atrapar la forma exacta de esas manos o el frescor de esa sonrisa.Entonces parpadeo y me siento muy gilipollas ,sí.(parpadeo)Tu don,te lo dije un día:el de la palabra justa.)



Pues eso,que me encanta

Percipied dijo...

Me encantan los macarrones, los prefiero con tomate y chorizo, como toda la vida, me resultan más jugosos que con queso, pero con queso también me gustan. La palabra precisa huye de mi la mayor parte del tiempo, y aún así, cuando la clavo sobre el papel (o sobre la pantalla) como a una mariposa en un bichario, la sensación es exactamente esa: he cogido algo vivo, lo he cogido sin saber muy bien que es, una mariposa amarillo pálido pero no se exactamente que especie de mariposa, la he clavado en un corcho y he ahí la mariposa. Pero por mas que la miro y la miro no consigo desprenderme de la idea de que lo que me gustaba en realidad era verla revolotear, no si era amarilla pálida o si era un ninfálido o plérido (bueno, eso sí porque me encantan las palabras esdrújulas), así que en realidad es eso, un bicho muerto y me da pena hasta tirarlo a la basura, pero mucho más contemplarlo en mi pared.

Total, si unas palabras que logro atar para mi son mariposas muertas y para ti son la palabra justa, es que otra vez, por medio de no se que conexión macarronil, lo he escrito para ti.

Y entonces ya me gusta mas :)

p.d.: Jamás en mi vida he matado una mariposa.

Percipied dijo...

Y se retroalimenta, porque yo veo mariposas azules en lo que escribes.