Así, tal como está, así está perfecta. Blanca, lisa, suave. O cubierta de líneas perfectamente paralelas, con la perfecta huella de esa fina tira de hilo plegada que se repite en la siguiente página, cada vez más tenue, y en la siguiente, en la siguiente, en la siguiente... Dejo que la pluma sangre un poco sobre la marca fósil en forma de "V", como la pisada de un dinosaurio rellenada con yeso, y contemplo mi obra, la pluma quiere más, quiere besar esa página perfecta, acariciarla suavemente. Empieza un dibujo rodeando la cicatriz en "V", la "V" se cierra para transformarse en un triángulo invertido y otra vez, otra vez lo mismo, un triángulo dentro de un círculo, dentro de un cuadrado, dentro de un círculo... y luego las palabras alrededor, conjuradas al azar, sin más, simples palabras, manchas de tinta arrastrada con el dedo corazón...la página perfecta, herida, arrancada, muerta.
El cuaderno vuelve al estante de los cuadernos en blanco, más y más cuadernos en blanco, esperando, guardando dentro de si el secreto mudo de las palabras no escritas, hermosos en su silencio, callados. Acechantes.
El cuaderno vuelve al estante de los cuadernos en blanco, más y más cuadernos en blanco, esperando, guardando dentro de si el secreto mudo de las palabras no escritas, hermosos en su silencio, callados. Acechantes.
1 comentario:
Denada.
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