Cuento las horas,
una,
otra.
Observo los humos,
tres,
siete.
Vigilo las paredes,
cuatro.
Y
no
pasa
nada.
Zwei Menschen gehn durch kahlen, kalten Hain; der Mond läuft mit, sie schaun hinein. Der Mond läuft über hohe Eichen, kein Wölkchen trübt das Himmelslicht, in das die schwarzen Zacken reichen... (Richard Dehmel)
Sur l'onde calme et noire où dorment les étoiles
La blanche Ophélia flotte comme un grand lys,
Flotte très lentement, couchée en ses longs voiles ...
- On entend dans les bois lointains des hallalis.
Voici plus de mille ans que la triste Ophélie
Passe, fantôme blanc, sur le long fleuve noir;
Voici plus de mille ans que sa douce folie
Murmure sa romance à la brise du soir.
Le vent baise ses seins et déploie en corolle
Ses grands voiles bercés mollement par les eaux;
Les saules frissonnants pleurent sur son épaule,
Sur son grand front rêveur s'inclinent les roseaux.
Les nénuphars froissés soupirent autour d'elle;
Elle éveille parfois, dans un aune qui dort,
Quelque nid, d'où s'échappe un petit frisson d'aile:
- Un chant mystérieux tombe des astres d'or.
O pâle Ophélia! belle comme la neige!
Oui, tu mourus, enfant, par un fleuve emporté!
- C'est que les vents tombant des grands monts de Norwège
T'avaient parlé tout bas de l'âpre liberté;
C'est qu'un souffle, tordant ta grande chevelure,
A ton esprit rêveur portait d'étranges bruits;
Que ton coeur écoutait le chant de
Dans
C'est que la voix des mers folles, immense râle,
Brisait ton sein d'enfant, trop humain et trop doux;
C'est qu'un matin d'avril, un beau cavalier pâle,
Un pauvre fou, s'assit muet à tes genoux!
Ciel! Amour! Liberté! Quel rêve, ô pauvre Folle!
Tu te fondais à lui comme une neige au feu:
Tes grandes visions étranglaient ta parole
- Et l'Infini terrible effara ton oeil bleu!
- Et le Poète dit qu'aux rayons des étoiles
Tu viens chercher, la nuit, les fleurs que tu cueillis,
Et qu'il a vu sur l'eau, couchée en ses longs voiles,
La blanche Ophélia flotter, comme un grand lys.
En las aguas profundas que acunan las estrellas,
blanca y cándida, Ofelia flota como un gran lirio,
flota tan lentamente, recostada en sus velos...
cuando tocan a muerte en el bosque lejano.
Hace ya miles de años que la pálida Ofelia
pasa, fantasma blanco por el gran río negro;
más de mil años ya que su suave locura
murmura su tonada en el aire nocturno.
El viento, cual corola, sus senos acaricia
y despliega, acunado, su velamen azul;
los sauces temblorosos lloran contra sus hombros
y por su frente en sueños, la espadaña se pliega.
Los rizados nenúfares suspiran a su lado,
mientra ella despierta, en el dormido aliso,
un nido del que surge un mínimo temblor...
y un canto, en oros, cae del cielo misterioso.
¡Oh tristísima Ofelia, bella como la nieve,
muerta cuando eras niña, llevada por el río!
Y es que los fríos vientos que caen de Noruega
te habían susurrado la adusta libertad.
Y es que un arcano soplo, al blandir tu melena,
en tu mente traspuesta metió voces extrañas;
y es que tu corazón escuchaba el lamento
de
Y es que la voz del mar, como inmenso jadeo
rompió tu corazón manso y tierno de niña;
y es que un día de abril, un bello infante pálido,
un loco miserioso, a tus pies se sentó.
Cielo, Amor, Libertad: ¡qué sueño, oh pobre Loca! .
Te fundías en él como nieve en el fuego;
tus visiones, enormes, ahogaban tu palabra.
Y el terrible Infinito espantó tu ojo azul .
Y el poeta nos dice que en la noche estrellada
vienes a recoger las flores que cortaste ,
y que ha visto en el agua, recostada en sus velos,
a la cándida Ofelia flotar, como un gran lis .
Arthur Rimbaud , 1870
El centro de gravedad estaba en nuestros labios bajo la fina lluvia gris y sonaban las campanas, eran y cuarto, había llegado sólo diez minutos tarde y el tañido resumía ese momento (el del equilibrio perfecto sobre un bordillo de granito) a cinco minutos (las cigueñas sonaban como martillos hidráulicos, las alarmas como ranas de pantano). Luego fueron las horas las que contaron estrellas en tus ojos y nebulosas en torno al reverso de dos agujeros negros (dejan salir la luz tus pupilas). Tocar el cielo y acariciar tu mejilla ha de ser la misma cosa y tu piel huele nubes; asciendo tan rápido que comienza a faltarme el aire y me detengo a respirar en tu sonrisa y acunado en tu mano duermo un instante, un sístole, y cuando despierto aún estás ahí (diástole) salimos, caminamos, la ciudad parece un mundo y todas las luces son nuevas y detrás de cada esquina cada cosa está en su sitio, y crecen plantas en los ladrillos muertos, y las puertas cerradas y oscuras reflejan otras abiertas. Detenidos bajo la lluvia yo ya quiero atrapar ese momento, aún no ha terminado; vuelvo a casa tosiendo pétalos de azahar, el aroma de las nubes aún reposa en mi mano
y sé que hoy
el Sueño
no será mejor que la vigilia.
Pero no te esperaré despierto:
Mañana,
cuando te vea,
no quiero
estar
dormido…
A Blanche DuBois.
- ¿Te conté lo que le pasó a Armand?
Claro que me lo has contado, Sussie. Me cuentas la misma puta historia todos los días.
- En aquella época vivíamos en Phraxos, en una casita blanca junto al acantilado. Toda la zona estaba llena de olivos y Armand tenía alergia a los olivos.
Armand, el hombre que se folló a una puta ninfa.
- Una noche de mayo salió fuera de la casa, se puso malísimo pero estaba harto de estar encerrado dentro todas las tardes. Se hizo de noche y aún no había vuelto, así que salí a buscarle. Entonces empecé a escuchar "ahhh. ahhh.", jadeos y pienso "Armand con un ataque de asma". Echo a correr asustada y finalmente lo encuentro bajo un olivo enorme... ¡follándose a una puta ninfa!
Ahora viene la parte en que le arranca la cabeza. Y yo acabo de cenar...
- Sussie
- ¿Qué?
- Sussie, ya me has contado eso. Me cuentas la misma puta historia todos los días.
No debía haberlo hecho. Ahora, como todos los días, se pone a llorar.
- Shhhh, bueno, tranquila - la abrazo mientras solloza y siento el calor de sus lágrimas en mi cuello - ya pasó.
- ¿y... y ... entonces ya sabes el final de la historia?
Lo sé. Pero que mas dá.
- ¿Qué pasó?...
- Entonces... entonces... -sorbe su narizilla roja - entonces yo grité "¡Armand, que cojones estás haciendo!" y la ninfa se me quedó mirando, luego miró a Armand con furia y pegó un rugido y le arrancó la cabeza de un mordisco. Desapareció entre el follaje...
Demonio, esta explicación es mejor aún que la del domingo pasado. Sussie lloraba. Y yo entonces tenía que decir:
- No fué así, Sussie. - Sussie me observa con extrañeza. Yo tomo aire. - Estábais en Tánger poniéndoos hasta las cejas de todo, viviendo en una chabola de mierda. Un día Armand fué a pillar jaco y tardaba mucho. Fuiste a casa del camello y te los encontrastes a los dos, Armand y el camello, follándose a una putita tailandesa que no tendría ni trece años. Entonces cogiste el .38 de la mesilla del camello y les volaste la cabeza a los tres.
Me mira con cara de ofendida. Como siempre.
- No... - sus ojos comienzan a girar enloquecidos - no a los tres...
- Si.
- No a los tres...
- Si Sussie. A los tres.
Sussie se rompe en un llanto terrible. Los primeros días era estremecedor. Ahora sólo es terrible. Cruje una cerradura, el celador abre la puerta.
- Lo siento, señor Graco. La visita ha terminado.
Y me alejo de tu celda oyéndote gritar, y maldecir mi nombre, rogar un pico sollozando...y yo sólo deseo salir fuera para poder encenderme un cigarillo.
Hasta mañana, Sussie.