Nina Simone - Sinnerman
Te vi pasar muy rápidamente junto a mi, tu aroma quedó prendido en el aire y sentí de nuevo como las viejas luces se encendían, centelleaban en mi pecho y respirar volvió a convertirse en una caricia. Y yo como un idiota o bien me quedaba parado o bien te perseguía dando saltitos ridículos y riendo como un demente. Entonces te detuviste frente a mi, me aproximé, a unos centímetros -todo sucedió en ese breve pulso de eternidad-, yo convertido en estatua de piedra y tu reflejando todos los colores visibles por el ojo humano y varios que no había visto nunca antes. Echaste a correr, y seguí quieto, miraste atrás, seguiste corriendo y entonces lo supe, entonces corrí, corrí tras de ti con todas mis fuerzas hasta que el aire se inflamó e incluso después, e incluso después aún -de nuevo hay músculos y fibras bajo esta piel macilenta- y así habría de seguir y sería un buen ejercicio, pero por otro lado es tentadora la posibilidad de atraparte y reir contigo
tal vez bajo un Sol frío,
tras una nube seca.
1 comentario:
vaya,veo que tienes muchas fans,no hay nada mejor que ser misterioso para que hordas de féminas enloquecidas te persigan. ;)
Por aquí todo sigue igual,las nubes secas,las espirales de humo...me encantaría volver a re-explicartelo todo otra noche...si la casualidad nos une.
Hasta pronto.
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