martes, 29 de enero de 2008

Tiempo muerto

Foto: Lista de señas del baloncesto NBA donde NO ESTÁ inclída aquella que atañe a este post.


Cuento las horas,

una,

otra.

Observo los humos,

tres,

siete.

Vigilo las paredes,

cuatro.

Y

no

pasa

nada.

miércoles, 23 de enero de 2008

&

Oscurece, triste sombra.
En un pliego de tapíz urbano
se esconden las palomas
y la basura quiere aflorar
y toda luz teme
el momento de apagarse.

J. Percipied

RIMBAUD PREGUNTA:


En el bosque hay un pájaro, su canto
os detiene y ruboriza.

Hay un reloj que no suena.

Hay un hoyo con un nido
de animales blancos.

Hay una catedral ascendente y
un lago ascendente.

Hay un pequeño carruaje abandonado
en el soto, o bien bajando a toda prisa
por el sendero, adornado con cintas.

Hay una compañía de cómicos
ambulantes, vestidos para la representación,
divisados en el camino por entre la linde del bosque.

Hay siempre, en fin, cuando se tiene hambre
y sed, alguien que llega y os echa de ahí.

PERCIPIED RESPONDE:


Paseo por el parque un día - un día cualquiera - , hace fresco - un dia fresco cualquiera - y viendo mi propio vaho pienso que, en realidad, toda la niebla no es sino el vaho del mundo, o de este pequeño espacio de mundo y los que lo pueblan.
Un policía detenido en la acera se me queda mirando y soy consciente, en ese instante, de que he perdido la noción del tiempo y no tengo reloj, no se que hora es. Voy a preguntarle al guardia - esa es mi intención -, piso un charco y me lleno de lodo. Y salpico al guardia. El tipo me mira malhumorado, bufando va hasta su moto para buscar un trapo. Un grupo de aspirantes a deportistas pasa a mi lado haciendo footing y aprovecho la confusión para salir corriendo con gracia de mariposa, corro hasta que se acaba el parque.
No se que hora es. Un espeso vaho lo envuelve todo, de mi boca sale niebla. No se que hora es. Y he olvidado a mi perrito.

lunes, 21 de enero de 2008

Gorecki




Una mota de polvo flotando, cayendo lentamente, ascendiendo en mitad de la sala. El humo de mil cigarros reflejado en la luz que se filtra por las rendijas de la persiana. Una voz lastimosa y desgarrada desafina de dolor junto a una guitarra triste. La cerveza está demasiado fría, el vino está demasiado amargo, y no tengo fuerzas para moverme, recostado, deseando que no venga nadie, que nadie llame, que nadie pregunte por mi, yo en mi panteón pintado de gotelet con sillones estampados. La televisión encendida y en silencio es el único contacto con la realidad que me permito, ver seres humanos moviendo los labios, y aún así no puedo dejar de cambiar de canal. Es verano y hace calor con las ventanas cerradas, pero yo necesito arroparme con una manta vieja para poder esconder la cabeza de vez en cuando. El aire parece pobre en oxígeno, no basta para respirar, y el movimiento mecánico y desacompasado de mis pulmones me produce un dolor indecible. Yo no deseo ningún dolor físico que interfiera en la percepción del dolor de mi alma...
A mi alrededor desciende un halo rojizo, el frío eterno, húmedo. Ojalá todo fuese negro ahora. Ojalá pudiera cerrar los ojos. Ojalá tuviera ojos. Trepa por mi garganta un grito de pánico envuelto en bilis, mis brazos se tensan y se retuercen mis dedos, quieren arrancar de mi esa roja mortaja que me ata al fondo del abismo. Ojalá tuviera boca. Ojalá tuviera brazos. Nauseabundo me inunda el olor a cemento y hormigón, y a kilos de arena fundida con barro y hojas muertas...

Inerte, sin esperanza, me castigo a repetir en mi memoria la imagen de tu rostro, el calor de una mirada que pentró en mí al instante y extendió por mi interior verdes brotes y flores blancas; el aroma de un aire nuevo, nunca más respirado, un aire tan dulce y tan delicioso que era mi alimento y mi adicción, la savia de tus labios y el perfume de tu aroma. Guardo en un cajón la cinta que recogía tu pelo aquella noche en que el firmamento se detuvo, aún encierra dentro de sí cabellos enamorados y parte de aquella esencia. Freno mi intención de ir a buscarla y limpiar con mis lágrimas todo rastro de tu presencia; hoy no tengo fuerzas para llorarte. Y todo aquello que no es tu piel se ha vuelto áspero...

El Sol se muestra inclemente por la mañana, luce débil y frío, los cristales empañados.
Es invierno.
Me dices "buenos días" y sonríes.
No estoy ahí.
Me dices "¿has dormido bien?" y te inclinas sobre mí.
No estoy ahí.
Y tus ojos son aún más verdes porque se bañan en los míos,
dejas en mi boca un beso y con eso ya he desayunado,
comido,
cenado,
reverdecen las hojas,
florecen de nuevo los lirios.

No se si he despertado o acabo de quedarme dormido. No quiero saberlo. Te abrazo y te digo "No te muevas ni un centímetro. Quédate aquí, junto a mí, y respira. -me miras dulce, extrañada- Tú sólo sigue respirando..."



jueves, 17 de enero de 2008

Apócrifo

Foto: Ophelia, Arthur Hughes.



Sur l'onde calme et noire où dorment les étoiles
La blanche Ophélia flotte comme un grand lys,
Flotte très lentement, couchée en ses longs voiles ...
- On entend dans les bois lointains des hallalis.

Voici plus de mille ans que la triste Ophélie
Passe, fantôme blanc, sur le long fleuve noir;
Voici plus de mille ans que sa douce folie
Murmure sa romance à la brise du soir.

Le vent baise ses seins et déploie en corolle
Ses grands voiles bercés mollement par les eaux;
Les saules frissonnants pleurent sur son épaule,
Sur son grand front rêveur s'inclinent les roseaux.

Les nénuphars froissés soupirent autour d'elle;
Elle éveille parfois, dans un aune qui dort,
Quelque nid, d'où s'échappe un petit frisson d'aile:
- Un chant mystérieux tombe des astres d'or.

O pâle Ophélia! belle comme la neige!
Oui, tu mourus, enfant, par un fleuve emporté!
- C'est que les vents tombant des grands monts de Norwège
T'avaient parlé tout bas de l'âpre liberté;

C'est qu'un souffle, tordant ta grande chevelure,
A ton esprit rêveur portait d'étranges bruits;
Que ton coeur écoutait le chant de la Nature
Dans
les plaintes de l'arbre et les soupirs des nuits;

C'est que la voix des mers folles, immense râle,
Brisait ton sein d'enfant, trop humain et trop doux;
C'est qu'un matin d'avril, un beau cavalier pâle,
Un pauvre fou, s'assit muet à tes genoux!

Ciel! Amour! Liberté! Quel rêve, ô pauvre Folle!
Tu te fondais à lui comme une neige au feu:
Tes grandes visions étranglaient ta parole
- Et l'Infini terrible effara ton oeil bleu!

- Et le Poète dit qu'aux rayons des étoiles
Tu viens chercher, la nuit, les fleurs que tu cueillis,
Et qu'il a vu sur l'eau, couchée en ses longs voiles,
La blanche Ophélia flotter, comme un grand lys.



En las aguas profundas que acunan las estrellas,
blanca y cándida, Ofelia flota como un gran lirio,
flota tan lentamente, recostada en sus velos...
cuando tocan a muerte en el bosque lejano.

Hace ya miles de años que la pálida Ofelia
pasa, fantasma blanco por el gran río negro;
más de mil años ya que su suave locura
murmura su tonada en el aire nocturno.

El viento, cual corola, sus senos acaricia
y despliega, acunado, su velamen azul;
los sauces temblorosos lloran contra sus hombros
y por su frente en sueños, la espadaña se pliega.

Los rizados nenúfares suspiran a su lado,
mientra ella despierta, en el dormido aliso,
un nido del que surge un mínimo temblor...
y un canto, en oros, cae del cielo misterioso.


¡Oh tristísima Ofelia, bella como la nieve,
muerta cuando eras niña, llevada por el río!
Y es que los fríos vientos que caen de Noruega
te habían susurrado la adusta libertad.

Y es que un arcano soplo, al blandir tu melena,
en tu mente traspuesta metió voces extrañas;
y es que tu corazón escuchaba el lamento
de la Naturaleza, son de árboles y noches.

Y es que la voz del mar, como inmenso jadeo
rompió tu corazón manso y tierno de niña;
y es que un día de abril, un bello infante pálido,
un loco miserioso, a tus pies se sentó.

Cielo, Amor, Libertad: ¡qué sueño, oh pobre Loca! .
Te fundías en él como nieve en el fuego;
tus visiones, enormes, ahogaban tu palabra.
Y el terrible Infinito espantó tu ojo azul .


Y el poeta nos dice que en la noche estrellada
vienes a recoger las flores que cortaste ,
y que ha visto en el agua, recostada en sus velos,
a la cándida Ofelia flotar, como un gran lis .

Arthur Rimbaud , 1870

Gnossiene

Foto: La Catedral, Auguste Rodin. La escultura es hermosa, pero el nombre aún lo es más.




-
El primer requisito es ser un alma perdida. Están prohibidos los turistas. ¿Qué pasa cuando un alma perdida deja de estar perdida?.
Alabama sonríe mientras friega los últimos vasos. Lincoln, Martin y Sacca barren la pista. Entonces me responde, con una mirada misteriosa.
- Las Almas Perdidas siempre serán Almas Perdidas. Lo son por decisión propia y ya no pueden ser de otra forma. Y cuando un Alma Perdida se encuentra con otra no dejan de estar perdidas, simplemente ha sucedido algo extraordinario: han encontrado a alguien con quien perderse...ahí tienes a esos dos, los de la esquina.
Cierto que no me había fijado en ellos. Un hombre y una mujer sentados en una mesa. Tenían frente a sí dos copas que ni siquiera habían tocado. Los observé durante un rato, no se movían a penas, estaban detenidos mirándose el uno en los ojos del otro. Él acariciaba muy suavemente el rostro de su compañera, ella enredaba dulcemente sus dedos en los cabellos de su compañero. Encendí un cigarro y di un sorbo a mi cerveza. Entonces me percaté de que se movían de otra forma, muy lentamente, de forma imperceptible, parecían estar rotando inmóviles el uno alrededor del otro, dibujando una espiral entorno a sí mismos.
- Son ellos son los culpables.- dijo Lincoln.
-¿Los culpables de qué?
- Las Almas Perdidas que se encuentran-contestó Sacca.
-¿De qué tienen la culpa las Almas Perdidas que se encuentran?.

- De que no haya un sólo ladrillo con forma de ladrillo, ni una sóla viga recta - señaló Martin - y de que las baldosas ya no sean cuadradas. De que surjan nuevos recovecos que deben ser barridos aquí y allá...
Volví a mirar a la pareja sorprendido.
- Así es - susurró Amanda a mi oído - ellos son los que hacen girar este mundo...


miércoles, 16 de enero de 2008

Noche estrellada





Dulce dolor de veinte minutos de distancia...
Y sin embargo cuantas noches he consumido, he esperado sin conocerte y pensaba "¿Que estará haciendo ahora aquella a quién aún no he conocido?". ¿Que hacías en ese momento, que hacías tu fuera sin las noches estrelladas, y que hacía yo contando letras y rimas en lugar de millas hasta la Luna? Y ahora que volamos y viajamos me consiento este dulce dolor de veinte minutos de distancia y lo contrarresto con un sueño,
dulce ilusión de diecinueve horas de espera.

Yo me quedo quieto,
el mundo gira
y me lleva hasta tí.

lunes, 14 de enero de 2008

La ciudad parece un mundo

Foto: La nueva plaza del Portugalete. Al fondo, la Catedral. Valladolid, 29 de diciembre de 2007. El fotógrafo es Alberto Sastre.



A la Chica que Rima:


El centro de gravedad estaba en nuestros labios bajo la fina lluvia gris y sonaban las campanas, eran y cuarto, había llegado sólo diez minutos tarde y el tañido resumía ese momento (el del equilibrio perfecto sobre un bordillo de granito) a cinco minutos (las cigueñas sonaban como martillos hidráulicos, las alarmas como ranas de pantano). Luego fueron las horas las que contaron estrellas en tus ojos y nebulosas en torno al reverso de dos agujeros negros (dejan salir la luz tus pupilas). Tocar el cielo y acariciar tu mejilla ha de ser la misma cosa y tu piel huele nubes; asciendo tan rápido que comienza a faltarme el aire y me detengo a respirar en tu sonrisa y acunado en tu mano duermo un instante, un sístole, y cuando despierto aún estás ahí (diástole) salimos, caminamos, la ciudad parece un mundo y todas las luces son nuevas y detrás de cada esquina cada cosa está en su sitio, y crecen plantas en los ladrillos muertos, y las puertas cerradas y oscuras reflejan otras abiertas. Detenidos bajo la lluvia yo ya quiero atrapar ese momento, aún no ha terminado; vuelvo a casa tosiendo pétalos de azahar, el aroma de las nubes aún reposa en mi mano

y sé que hoy

el Sueño

no será mejor que la vigilia.

Pero no te esperaré despierto:

Mañana,

cuando te vea,

no quiero

estar

dormido…

La misma puta historia todos los días

Foto: Fotograma de Un tranvía llamado deseo (Elia Kazan, 1951, basada en la obra de teatro de Tennessee Williams). Los protagonistas, Marlon Brando y Vivien Leigh.



A Blanche DuBois.

- ¿Te conté lo que le pasó a Armand?
Claro que me lo has contado, Sussie. Me cuentas la misma puta historia todos los días.
- En aquella época vivíamos en Phraxos, en una casita blanca junto al acantilado. Toda la zona estaba llena de olivos y Armand tenía alergia a los olivos.
Armand, el hombre que se folló a una puta ninfa.
- Una noche de mayo salió fuera de la casa, se puso malísimo pero estaba harto de estar encerrado dentro todas las tardes. Se hizo de noche y aún no había vuelto, así que salí a buscarle. Entonces empecé a escuchar "ahhh. ahhh.", jadeos y pienso "Armand con un ataque de asma". Echo a correr asustada y finalmente lo encuentro bajo un olivo enorme... ¡follándose a una puta ninfa!
Ahora viene la parte en que le arranca la cabeza. Y yo acabo de cenar...
- Sussie
- ¿Qué?
- Sussie, ya me has contado eso. Me cuentas la misma puta historia todos los días.
No debía haberlo hecho. Ahora, como todos los días, se pone a llorar.
- Shhhh, bueno, tranquila - la abrazo mientras solloza y siento el calor de sus lágrimas en mi cuello - ya pasó.
- ¿y... y ... entonces ya sabes el final de la historia?
Lo sé. Pero que mas dá.
- ¿Qué pasó?...
- Entonces... entonces... -sorbe su narizilla roja - entonces yo grité "¡Armand, que cojones estás haciendo!" y la ninfa se me quedó mirando, luego miró a Armand con furia y pegó un rugido y le arrancó la cabeza de un mordisco. Desapareció entre el follaje...
Demonio, esta explicación es mejor aún que la del domingo pasado. Sussie lloraba. Y yo entonces tenía que decir:
- No fué así, Sussie. - Sussie me observa con extrañeza. Yo tomo aire. - Estábais en Tánger poniéndoos hasta las cejas de todo, viviendo en una chabola de mierda. Un día Armand fué a pillar jaco y tardaba mucho. Fuiste a casa del camello y te los encontrastes a los dos, Armand y el camello, follándose a una putita tailandesa que no tendría ni trece años. Entonces cogiste el .38 de la mesilla del camello y les volaste la cabeza a los tres.
Me mira con cara de ofendida. Como siempre.
- No... - sus ojos comienzan a girar enloquecidos - no a los tres...
- Si.
- No a los tres...
- Si Sussie. A los tres.
Sussie se rompe en un llanto terrible. Los primeros días era estremecedor. Ahora sólo es terrible. Cruje una cerradura, el celador abre la puerta.
- Lo siento, señor Graco. La visita ha terminado.
Y me alejo de tu celda oyéndote gritar, y maldecir mi nombre, rogar un pico sollozando...y yo sólo deseo salir fuera para poder encenderme un cigarillo.

Hasta mañana, Sussie.

martes, 8 de enero de 2008

Cuando amanezca

Foto: Fotograma de The Fountain, Darren Aronofsky






Duele al nacer, escuece por dentro y tantos adioses sin decir y tantas risas sin brotar y tanta cerveza sin correr, pero aún así todos lo saben, no podía ser de otro modo, el tiempo no se detiene y las horas no son para todos y hay que elegir. Y de entre todas las posibilidades yo me quedo con este dulce dolor, duele al nacer porque no recuerda como se hace y ni siquiera sabe ya si alguna otra vez en realidad exisitió, o si fueron meros espejismos y cuesta ser justo cuando algo duele y nace y los dolores pasados son sólo polvo en carpetas cerradas; pero ahora no hay tiempo para el requiem ni el in memoriam, creo que ya he honrado suficiente los gloriosos y tristes despojos de amaneceres crueles, y por fin es hora de que la noche caiga sobre nosotros, de que su magia nos ilumine a todos. O al menos a tí

y a mi a tu lado.

Hoy he decidido no morir nunca y bañarme en soles y estrellas, viajar por fragantes caminos de somurmujo y flores de canela, respirar de nuevo y que tus labios sean la única puerta al resto del mundo, y que no haya más realidad que la de tu mirada y el aroma de tu piel sea el único aroma. Y dormir siempre con un beso sobre tu hombro y el aire renovado en los pulmones. Y el tiempo debe detenerse, creo que sabremos como hacerlo. Tan solo toma mis manos, mírame, túmbate a mi lado, cierra los ojos, y cuando amanezca....


miércoles, 2 de enero de 2008

Cómo me hice un nudo

In der Tiefe wohnt das Licht




Gira un poco más a la izquierda. Sigue recto y cuando creas que es el momento indicado desvíate un poco más hacia la izquierda, no olvides caminar despacio, mirando el suelo. Finalmente llegas a un punto en el que no puedes continuar girando, levantas la cabeza, te ves a ti mismo. Ahí está la puerta.

Sigo las indicaciones cuidadosamente y por fin estoy bajando las crujientes escaleras del Club de las Almas Perdidas. Suena un swing alocado (como todos los swings), el humo se retuerce y me mira, baila a mi alrededor. Hacia arriba distingo los balcones de madera sin líneas claramente definidas, todo es ligeramente curvo, o extremadamente curvo, se enrosca sobre si mismo e incluso creo oír sisear a las serpientes. Se acerca la hora, todas las horas se aproximan, el tiempo se condensa y solo el momento es presente.

Es. Ahora. No.





Nina Simone - Sinnerman

Te vi pasar muy rápidamente junto a mi, tu aroma quedó prendido en el aire y sentí de nuevo como las viejas luces se encendían, centelleaban en mi pecho y respirar volvió a convertirse en una caricia. Y yo como un idiota o bien me quedaba parado o bien te perseguía dando saltitos ridículos y riendo como un demente. Entonces te detuviste frente a mi, me aproximé, a unos centímetros -todo sucedió en ese breve pulso de eternidad-, yo convertido en estatua de piedra y tu reflejando todos los colores visibles por el ojo humano y varios que no había visto nunca antes. Echaste a correr, y seguí quieto, miraste atrás, seguiste corriendo y entonces lo supe, entonces corrí, corrí tras de ti con todas mis fuerzas hasta que el aire se inflamó e incluso después, e incluso después aún -de nuevo hay músculos y fibras bajo esta piel macilenta- y así habría de seguir y sería un buen ejercicio, pero por otro lado es tentadora la posibilidad de atraparte y reir contigo
tal vez bajo un Sol frío,
tras una nube seca.