martes, 4 de septiembre de 2007

Poema urbano de un día mundano

Foto: Calle Faisán a las 7:15. Barrio de Los Pajarillos, Valladolid

Desechas las trizas de la tarde
y los rojos jirones del barrio
bajo el ocaso naranja
Las farolas se llenan de vida y las polillas
tienen su fiesta
y los murciélagos.

La calle se llena de ruido
ruido
y las ventanas
las casas de
los muertos

Hay tanta gente
y son todos grises
y son todos locos
y son todos imbéciles

La música me lleva a otra parte
Las cervezas y
las risas
y los besos
se consumen rápido
como los productos
perecederos

entonces la ciudad se vuelve grande
y yo me siento pequeño
y me divierte ser un pequeño gusano por las tripas
de un viejo monstruo de asfalto
y luz

Para cuando vuelvo a casa
la ciudad está desierta
y llena de basura
y vómito

Mis pasos bailan
al son de un cuarteto de rosas.

Un cigarro
el pelo velando la foto
la luz naranja es ahora
del ocaso de las farolas
y del amanecer de Murnau
Me adentro una vez más en las entrañas de la tierra
y ¡sorpresa! emerjo vivo de nuevo
vivo y borracho de ciudad
Me esperan mi cama y mi cenicero

se

hace

de

día

Y cantan los murciélagos con los mirlos
y silban los trenes

Ojalá que nadie me joda y se ponga a dar martillazos.

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