jueves, 14 de febrero de 2008

Le Voyage

Foto: Flying Lessons, de Robert ParkeHarrison. Corríjanme.




Que se apaguen todas las luces. Ahora solo estamos nosotros y la carretera, nosotros y las calles pobladas y desiertas en las que vamos a soñar viviendo. Olvida las matemáticas, la paz está en la poesía, en la música, el dulce alcohol bajando por mi garganta, mis dedos acariciando tu cuello y si, ya sabemos que el humo es hermoso, ya sabemos que el humo también quiere acariciarnos, pero sólo un rato: dejemos que el aire se mantenga tal como estaba cuando llegamos, que ni una nube turbe esta vez la clara sensación de asombroso descubrimiento. Que nada huela nada más que a nada, que nada turbe la percepción de este instante único como todos, pero dilatado y contraído en el tiempo - una arruga ahora bella, los cimientos de ruinas nuevas-, eleva el rostro y atraviesa el techo, tu, viajero espacial, tu, cosmonauta, orbitando en tu vehículo de dimensiones planetarias. Colgados de la nada en mitad del Universo ahora despega los pies flota y juega con los pavos reales, chapotea en los charcos, sumérjete en la niebla, sonríe otra vez y déjame reflejarme en tu boca no en tus ojos me observan y yo estoy en ellos pero quisiera no verme esta vez a mi mismo, quisiera que esta vez el espejo de la musa me mostrara de verdad su alma, y poder recostarme un rato en sus recovecos, y solo verte a ti, otra vez, esta vez....


Las mismas palabras. Los mismos sonidos. Naranja. Azul. Verde fluorescente. Morado metalizado. Rojo, Azul. Las mismas palabras, neones, ruido, Luna, sueño, espiral, humo. Palabras nuevas. Disfuncionalidad. Sesgo congnitivo. No es fácil, ya vienen a por mi y esta vez no me dejarán salir impune, corre calle abajo, llega hasta el puerto, el olor a pescado podrido el fuel se refleja en el agua y la hace mas hermosa mientras la mata, las gruas, ya vienen...sube calle arriba y detente frente a esa tienda, reconoce en su rostro a tu madre y tu un joven campesino medieval del condado de... algo que acabe en ssex o en shire. El camino sigue.

Cuando por fin estés en lo mas alto - de la calle, del Todo - no te detengas ni un instante, la luz de su ventana está encendida, da las buenas noches al recepcionista, sube - esta vez sí es hacia arriba - llama dos veces. Espera. Sándalo y agua de rosas. Ya estás dentro y ahora sabes que has olvidado llevar un ramo de lirios - no es día para otra flor - pero sobre la mesilla se desmaya en un vaso olvidado un tulipán amarillo bañado en ron de las Indias. Haz tu reverencia (¿ya nadie recuerda como se hace? Bras bas, segunda, demí-plie, tercera, cuarta) y espera a que la música suene por si misma, o mejor abre la ventana, pide una tarta de nata y con un acebo haz girar el disco. Esta vez no sonará Chloè, sino que escuchas la blusa deslizándose de sus hombros y tu no puedes esperar. Te giras. Desaparece.

¿Cuando terminará todo esto? Escribe una carta a tu alma futura y no tendrás respuesta. Hay cosas que cortan como cuchillas y sirven para jugar. Está Marcel Proust muy enfermo y ojeroso. Está Hemingway con cara de palurdo imberbe, el bigote agranda su rostro en lugar de menguarlo. Detente en los emporios de Fenicia y deléitate con toda clase de perfumes voluptuosos, pero que sólo sean los del rastro que el cazador persigue hasta un lejano cementerio de árboles apilados en forma de casa donde por fin la encuentras de nuevo, tendida, sobre la cama. Y solo un rayo de Sol atraviesa la ventana, y solo un dedo ígneo recorre su cuerpo desnudo, improbable número de días sin comenzar a dejar de verla desnuda ves como se detiene donde más te gustaba hacerlo a ti, sobre el delicado hueso de la cadera, sobre la sugerente clavícula y ella goza mirando al cielo con los ojos cerrados y su boca entreabierta nunca había estado tan roja. Como la sangre. Estás sangrando. Te dije que no golpearas a las paredes.

Existe, claro, otra vertiente, la lúdica, que pasa por vivir intensamente los momentos queriendo hacer tuyo el presente. Pero. Es. Tan. Breve. ¿Has visto una puerta negra? No es negra. No es una puerta. Es el espacio vacío que queda bajo un dintel y dos soportes. Rocas. Arena. Playa. Comienza el espectáculo. Termina el espectáculo. "¡Ha sido genial!" "¡Ha sido la hostia!" "¿oye, cual han tocado la segunda?" Como vas a recordarlo. Peleabas con la jauría y ahora vienen a por tí, esta vez te han encontrado. Había un lugar para ir en estos casos, había una clave. Encuentras la pared blanca y gris, la cañería el bajante los ladrillos, los cables y la escalera. Hacia arriba. La luz de su habitación está encendida, ella te esconderá en su regazo, todo va a salir bien. Todo va a salir. Bien. Salir. Bien. Sal. Ahora.

¿Cual sería, en fin, la conclusión? Poco se puede hacer con tan torpe devaneo, vigila tu espalda, trata de encontrar los momentos de RESPIRAR. Escóndete del Sol, pero no demasiado. Vigila tu cartera y tu halitosis. No tosas. Que no cunda el pánico, y detén los espejos, y detén los relojes de arena en las pupilas. No pactes con más de dos diablos, y sólo si tienes la baraja mágica y el silbido de rubí.

Mientras, ella se aleja caminando con descaro, su vestido azul azotado por el viento, sus zapatos sobre el hombro, el polvo se enreda en sus tobillos pero ella no tropieza, se detiene una furgoneta blanca. Sube. Y tu te quedas sólo en el atardecer rojo, señor de los lagartos, sentado en una roca.

Para finalizar te diré que este viaje es nada más que el principio. Una carretera negra con franjas amarillas, perdida y plagada de cambios de rasante se extiende ante tí. Tu sabrás si eres o no el fugitivo. A los demás lo único que nos importa es que mañana haya otro capítulo.

Estoy aprendiendo cosas nuevas.

Viaje

Foto: Flying Lessons, de Robert ParkeHarrison. Corríjanme.




Que se apaguen todas las luces. Ahora solo estamos nosotros y la carretera, nosotros y las calles pobladas y desiertas en las que vamos a soñar viviendo. Olvida las matemáticas, la paz está en la poesía, en la música, el dulce alcohol bajando por mi garganta, mis dedos acariciando tu cuello y si, ya sabemos que el humo es hermoso, ya sabemos que el humo también quiere acariciarnos, pero sólo un rato: dejemos que el aire se mantenga tal como estaba cuando llegamos, que ni una nube turbe esta vez la clara sensación de asombroso descubrimiento. Que nada huela nada más que a nada, que nada turbe la percepción de este instante único como todos, pero dilatado y contraído en el tiempo - una arruga ahora bella, los cimientos de ruinas nuevas-, eleva el rostro y atraviesa el techo, tu, viajero espacial, tu, cosmonauta, orbitando en tu vehículo de dimensiones planetarias. Colgados de la nada en mitad del Universo ahora despega los pies flota y juega con los pavos reales, chapotea en los charcos, sumérjete en la niebla, sonríe otra vez y déjame reflejarme en tu boca no en tus ojos me observan y yo estoy en ellos pero quisiera no verme esta vez a mi mismo, quisiera que esta vez el espejo de la musa me mostrara de verdad su alma, y poder recostarme un rato en sus recovecos, y solo verte a ti, otra vez, esta vez....
Las mismas palabras. Los mismos sonidos. Naranja. Azul. Verde fluorescente. Morado metalizado. Rojo, Azul. Las mismas palabras, neones, ruido, Luna, sueño, espiral, humo. Palabras nuevas. Disfuncionalidad. Sesgo congnitivo. No es fácil, ya vienen a por mi y esta vez no me dejarán salir impune, corre calle abajo, llega hasta el puerto, el olor a pescado podrido el fuel se refleja en el agua y la hace mas hermosa mientras la mata, las gruas, ya vienen...sube calle arriba y detente frente a esa tienda, reconoce en su rostro a tu madre y tu un joven campesino medieval del condado de... algo que acabe en ssex o en shire. El camino sigue. Cuando por fin estés en lo mas alto - de la calle, del Todo - no te detengas ni un instante, la luz de su ventana está encendida, da las buenas noches al recepcionista, sube - esta vez sí es hacia arriba - llama dos veces. Espera. Sándalo y agua de rosas. Ya estás dentro y ahora sabes que has olvidado llevar un ramo de lirios - no es día para otra flor - pero sobre la mesilla se desmaya en un vaso olvidado un tulipán amarillo bañado en ron de las Indias. Haz tu reverencia (¿ya nadie recuerda como se hace? Bras bas, segunda, demí-plie, tercera, cuarta) y espera a que la música suene por si misma, o mejor abre la ventana, pide una tarta de nata y con un acebo haz girar el disco. Esta vez no sonará Chloè, sino que escuchas la blusa deslizándose de sus hombros y tu no puedes esperar. Te giras. Desaparece. ¿Cuando terminará todo esto? Escribe una carta a tu alma futura y no tendrás respuesta. Hay cosas que cortan como cuchillas y sirven para jugar. Está Marcel Proust muy enfermo y ojeroso. Está Hemingway con cara de palurdo imberbe, el bigote agranda su rostro en lugar de menguarlo. Detente en los emporios de Fenicia y deléitate con toda clase de perfumes voluptuosos, pero que sólo sean los del rastro que el cazador persigue hasta un lejano cementerio de árboles apilados en forma de casa donde por fin la encuentras de nuevo, tendida, sobre la cama. Y solo un rayo de Sol atraviesa la ventana, y solo un dedo ígneo recorre su cuerpo desnudo, improbable número de días sin comenzar a dejar de verla desnuda ves como se detiene donde más te gustaba hacerlo a ti, sobre el delicado hueso de la cadera, sobre la sugerente clavícula y ella goza mirando al cielo con los ojos cerrados y su boca entreabierta nunca había estado tan roja. Como la sangre. Estás sangrando. Te dije que no golpearas a las paredes. Existe, claro, otra vertiente, la lúdica, que pasa por vivir intensamente los momentos queriendo hacer tuyo el presente. Pero. Es. Tan. Breve. ¿Has visto una puerta negra? No es negra. No es una puerta. Es el espacio vacío que queda bajo un dintel y dos soportes. Rocas. Arena. Playa. Comienza el espectáculo. Termina el espectáculo. "¡Ha sido genial!" "¡Ha sido la hostia!" "¿oye, cual han tocado la segunda?" Como vas a recordarlo. Peleabas con la jauría y ahora vienen a por tí, esta vez te han encontrado. Había un lugar para ir en estos casos, había una clave. Encuentras la pared blanca y gris, la cañería el bajante los ladrillos, los cables y la escalera. Hacia arriba. La luz de su habitación está encendida, ella te esconderá en su regazo, todo va a salir bien. Todo va a salir. Bien. Salir. Bien. Sal. Ahora. ¿Cual sería, en fin, la conclusión? Poco se puede hacer con tan torpe devaneo, vigila tu espalda, trata de encontrar los momentos de RESPIRAR. Escóndete del Sol, pero no demasiado. Vigila tu cartera y tu halitosis. No tosas. Que no cunda el pánico, y detén los espejos, y detén los relojes de arena en las pupilas. No pactes con más de dos diablos, y sólo si tienes la baraja mágica y el silbido de rubí. Mientras, ella se aleja caminando con descaro, su vestido azul azotado por el viento, sus zapatos sobre el hombro, el polvo se enreda en sus tobillos pero ella no tropieza, se detiene una furgoneta blanca. Sube. Y tu te quedas sólo en el atardecer rojo, señor de los lagartos. Para finalizar te diré que este viaje es nada más que el principio. Una carretera negra con franjas amarillas, perdida y plagada de cambios de rasante se extiende ante tí. Tu sabrás si eres o no el fugitivo. A los demás lo único que nos importa es que mañana haya otro capítulo.
Estoy aprendiendo cosas nuevas.

lunes, 11 de febrero de 2008

Capuccino relleno de atún y huevo

"No sonreímos por quién es el que mejor baila: nos asombra, nos fascina. Sonreímos por quien baila con gracia, con ternura...aunque no sepa bailar."

T. Comtes

:)







:)




Luz.

No existe sombra sin luz. La sombra somos nosotros, raptando esos rayos de Sol, o su reflejo en la Luna, arrebatándoselos a su puntual destino, interrumpiendo con nuestro libre albedrío los ciclos estáticos de lo no humano. Y nuestro don es fluir. Seres luminosos por reflejar el resplandor de la estrella bién situada que nos fecundó; somos igual estrellas combustiendo a muy bajo rendimiento. Nuestro don es estallar, hacer estallar nuestro cosmos, millones de estrellas convergiendo, alejándose, sin más patrón que la espiral que es todo desde el momento en que dos refulgen y convergen. Somos dos estrellas que se persiguen y que jamás deben encontrarse, que viajan paralelas o se alejan y entrecruzan. La luz es una extensión de nosotros mismos. La luz está viva. Y el suelo es una extensión de nosotros, cuando nos permite entrar en contacto con la tierra, y el aire es una extensión de nosotros mismos, cuando nos traee de lejos ecos de rumores, voces, cantos, risas y el aroma replicante.
Persígueme siempre y no te encuentres jamás conmigo. Yo jugaré a que te persigo, y evitaré rozarte. Así seremos siempre espiral, y luz, destello, y sombra.

viernes, 8 de febrero de 2008

Tus besos saben
como debe saber la vida
bebida
en una copa de boca


miércoles, 6 de febrero de 2008

Coded Language



Whereas, breakbeats have been the missing link connecting the diasporic community to its drum woven past. Whereas the quantised drum has allowed the whirling mathematicians to calculate the ever changing distance between rock and stardom. Whereas the velocity of the spinning vinyl, cross-faded, spun backwards, and re-released at the same given moment of recorded history, yet at a different moment in time's continuum has allowed history to catch up with the present.

We do hereby declare reality unkempt by the changing standards of dialogue. Statements, such as, "keep it real", especially when punctuating or anticipating modes of ultra-violence inflicted psychologically or physically or depicting an unchanging rule of events will hence forth be seen as retro-active and not representative of the individually determined is.

Furthermore, as determined by the collective consciousness of this state of being and the lessened distance between thought patterns and their secular manifestations, the role of men as listening receptacles is to be increased by a number no less than 70 percent of the current enlisted as vocal aggressors.

Motherfuckers better realize, now is the time to self-actualize. We have found evidence that hip hops standard 85 rpm when increased by a number as least half the rate of it's standard or decreased at ¾ of it's speed may be a determining factor in heightening consciousness.

Studies show that when a given norm is changed in the face of the unchanging, the remaining contradictions will parallel the truth. Equate rhyme with reason, sun with season!

Our cyclical relationship to phenomenon has encouraged scholars to erase the centers of periods, thus symbolizing the non-linear character of cause and effect
reject mediocrity!

Your current frequencies of understanding outweigh that which as been given for you to understand. The current standard is the equivalent of an adolescent restricted to the diet of an infant. The rapidly changing body would acquire dysfunctional and deformative symptoms and could not properly mature on a diet of apple sauce and crushed pears light years are interchangeable with years of living in darkness. The role of darkness is not to be seen as, or equated with, ignorance, but with the unknown, and the mysteries of the unseen.

Thus, in the name of:
Robeson, God's son, Hurston, Ahkenaton, Hathsheput, Blackfoot, Helen, Lennon, Khalo, Kali, The Three Marias, Tara, Lilithe, Lourde, Whitman, Baldwin, Ginsberg, Kaufman, Lumumba, Ghandi, Gibran, Shabazz, Siddhartha, Medusa, Guevara, Guardsieff, Rand, Wright, Banneker, Tubman, Hamer, Holiday, Davis, Coltrane, Morrison, Joplin, Dubois, Clarke, Shakespeare, Rachmninov, Ellington, Carter, Gaye, Hathoway, Hendrix, Kutl, Dickerson, Ripperton, Mary, Isis, Theresa, Plath, Rumi, Fellini, Michaux, Nostradamus, Nefertiti, La Rock, Shiva, Ganesha, Yemaja, Oshun, Obatala, Ogun, Kennedy, King, four little girls, Hiroshima, Nagasaki, Keller, Biko, Perone, Marley, Cosby, Shakur, Those Still Aflamed, and the countless unnamed!

We claim the present as the pre-sent, as the hereafter. We are unraveling our navels so that we may ingest the sun. We are not afraid of the darkness, we trust that the moon shall guide us. We are determining the future at this very moment. We now know that the heart is the philosophers' stone. Our music is our alchemy!

We stand as the manifested equivalent of 3 buckets of water and a hand full of minerals, thus realizing that those very buckets turned upside down supply the percussion factor of forever. If you must count to keep the beat then count. Find you mantra and awaken your subconscious. Curve you circles counterclockwise. Use your cipher to decipher, Coded Language, man made laws. Climb waterfalls and trees, commune with nature, snakes and bees. Let your children name themselves and claim themselves as the new day for today we are determined to be the channelers of these changing frequencies into songs, paintings, writings, dance, drama, photography, carpentry, crafts, love, and love.

We enlist every instrument: Acoustic, electronic. Every so-called race, gender, and sexual preference. Every per-son as beings of sound to acknowledge their responsibility to uplift the consciousness of the entire fucking World.

Any utterance will be un-aimed, will be disclaimed - two rappers slain!
Any utterance will be un-aimed, will be disclaimed - two rappers slain!

Concilio Nocturno





Más allá de la Noche
sólo está esto:
Que las palabras
nazcan,
que las palabras
dancen,
que juntas sean
nuevo cielo,
nuevo viento,
y el Mundo sea
nuestro
fuera de este
mundo.



Piensa, por ejemplo, que con mucho menos que un gramo de grafito o de tinta que provenga de tí yo siembro un árbol de ramas negras y retorcidas, de corteza salomónica que se envuelve en si misma, y elevándose hasta recibir el calor de una estrella perdida, acariciando el cielo y respirando poco más que breves pensamientos, acumula en su torsión toda la energía necesaria para que, como un resorte, haga girar un planeta detenido, muerto, negro blanco rojo...
Si pruebas sus frutos serás sabio y loco. Si tocas sus hojas mil rumores acudirán a tu mente susrrando mil secretos que aún no han de ser revelados.

Mueves tus dedos conjurando cinco o seis versos, tres o cuatro líneas, y encierras para siempre un pedazo de eternidad en un prisma perfecto, y con ese fragmento yo puedo invocar eternidades nuevas, y tú - sólo tú - puedes venir a mi, destruír ese Universo nonato y de sus fragmentos dispersos hacer brotar una flor de cristal, un torrente de acero, la suave brisa de una noche de verano...


martes, 5 de febrero de 2008

Verano

Foto: El Loco. Luis Royo, "Tarot"



Dicen que no cabemos en este mundo y sin embargo yo deseo salir de una maldita vez de mi habitación y buscarte entre el sudor rancio y las oleadas de sabios que se lanzan como idiotas para hundirse hasta el cuello en su Ganges. Carteles anuncian "Tienemos Tieléfono" y me deslumbran las luces de la calle, llueve y sin embargo no es demasiado viento, no es suficiente, la mayor se despliega y se hincha pero el océano de asfalto y brea me ata los pies y no hay estrellas a las que volar. Quiero más, quiero más humo, quiero hojas volando, quiero noche, quiero tenerte aquí ahora poseerte y después llevarte en brazos hacia un amanecer caliente con sabor a tarde y murciélagos volando bajo. ¿He dicho ya que hace calor? Llega y pasa verano septentrional.

Carnaval

Foto: James Dean, el detective que nunca lo fué, y Lauren Bacall, la Rachael que no pudo ser. Photoshop y paint.



Tanto tiempo sin encontrar. Llueven palabras en torno a mi, el sonido insistente del teléfono marcando una y otra vez. Una y otra vez. Lo mismo una y otra vez.

Te sientas detrás de mi, hablas como todos, sin parar, pero no puedo escucharte. Sólo en las breves pausas, cuando te vuelves hacia tus compañeras.

Ahora ya no estamos ahí.

No fumas. Deberían hacerse cigarros para mujeres como tú, inocuos, libres de todo el mal que el humo puede hacer, balsámicos, con sabores afrutados, fruta natural aspirada con todos sus efectos beneficiosos. Una mujer como tú debería fumar. Eres, sin embargo, tan dulce. Yo siempre pensé que una mujer nunca podría ser demasiado dulce. Las mujeres tan dulces como tu deberían poder jugar a ser malvadas y fumar, como Rachael en el despacho de Tyrell, especialmente si tienen un cabello como el tuyo. Sonríes y me miras con ternura, yo desvío mi mirada y torpe me encuentro con tu escote, quisiera detenerme (las mujeres dulces que no fuman nunca deberían llevar escote; de ese modo los hombres como yo no anhelarían que fumasen y jugaran a ser malvadas para poder observarlas con el mismo pudor pero sin cargo de conciencia). Tu mirada es franca y abierta. Si entrecerraras los ojos al aspirar el humo del cigarro, si malvada humedecieras tus labios de forma impercepible al separarlo de tu boca entonces sí podríamos hablar de arte prerrafaelista o del simbolismo de los poetas malditos parisinos. Malditos poetas.

Tienes una cerveza delante de tí. Una mujer fatal nunca bebería una cerveza, tomaría una copa de algo fuerte, o que pareciera fuerte, con dos hielos casi cúbicos y otro prácticamente deshecho por gracia del calor de su boca. Su mirada resplandecería en la sombra de un oscuro recoveco y yo sonreiría pícaro y te daría fuego con un mechero dorado, o tal vez encendería una cerilla con la uña del dedo pulgar.

Un hombre como yo debería tener los púmulos prominentes y bien definidos, sus ojos que ocultan cartas deberían brillar tras una rendija de los párpados. La cara marcada por viejas peleas de cuando aún jugaba con los chicos del barrio. Un veterano de 26 años con cara de joven de poco más de cuarenta, casi bien afeitado, tal vez de la noche anterior, lo justo para que el rostro no pareciera lampiño. La mandíbula bien definida rematada con un hoyuelo, cuello fuerte y nuez prominente. El cabello corto y cuidadosamente peinado hacia atrás, excepto un mechón distraído que jugara a caerse sobre su frente.

Los comentarios ingeniosos van destinados a apreciar tu sonrisa sarcástica mientras liberas el humo, te ocultas entre una nube, la luz de los focos se refracta y cubre tu rostro. Hueles a limón y jengibre. Yo huelo a sándalo de anteayer.


Pestañeo. No se donde acaba el humo y donde comienzas tú.

Ahora ya no estamos ahí. Contestan al teléfono.

lunes, 4 de febrero de 2008

Aniversario

Foto: La chica del vaso de agua.


Ruinas II

Foto: Solar en construcción. Esquina de la calle Nicasio Pérez con la Plaza de San Juan. Valladolid.



En la negra y suave noche de mi cautiverio, dejé volar hasta ti mis pensamientos una vez más. Nunca te perderás si no tienes un lugar al que ir, no te perderás si no hay un destino confuso que te espere delante. Siempre hay destino, me dirías, con sonrisa irónica, y yo te diría no mi amor, no mi vida no hay un destino, no existe este destino, ha sido desechado, habrá otros, pero no el destino que nos prometíamos antes, no el destino que el amor nos debía. Como tantas veces he encontrado triste consuelo en el fondo de un vaso y en el humo de un cigarro cargado de la materia de la que se fabrican los sueños, la verdadera materia, abramos las puertas de la percepción una vez más a ver que sucede.

Sin embargo hay cosas que nunca te dije, he dicho tanto, pero tantas cosas equivocadas, nubladas por la ira los celos el alcohol que no eran verdad, que no eran yo, y tantas cosas reales, serenas, quedaron en el aire. Ahora estoy sereno y ebrio, ebrio de tristeza y sereno de rabia, cargado solo con el peso del espacio que dejaste en mi alma, espacio que no reclamarás, espacio que quedará desocupado, espacio especulado, invertido sin temor a obtener pérdidas y ahora lleno de nada, solo ruina y huecos y paredes desnudas. Me recuerda a esos edificios derruidos que te encuentras por la ciudad, el progreso, el tiempo, todo avanza, todo cambia, y donde antes vivió alguien ahora solo queda un solar siniestro y una pared fantasma, puedes ver los azulejos y decir “ahí estaba la cocina” puedes ver aún un espejo en lo que fue el baño, puedes ver el papel de las paredes arrancado a tiras y la huella de una escalera que ya no existe, que ya no sube ni baja a ningún sitio. Cuando voy por la calle y veo esas tristes ruinas, las fotografío y pienso quién corrió por los pasillos que han quedado sepultados bajo los escombros, quién amó entre esas paredes, quién sufrió quién lloró y qué se veía desde esa ventana, como cuando visitas Pompeya y ves los hornos con sus panes y piensas alguien amasó ese pan, como hacía todos los días, desde hace tantos años, sin saber que esos serían los últimos que saldrían de sus manos. Los vestigios del pasado que quedan sepultados por una catástrofe natural llamada tiempo, espera, detente a pensarlo, no hay tiempo, no se puede aferrar, no se puede detener, solo se puede contar, contar incesantemente, siempre hacia delante.

Voy a decirte algo que quedó soterrado en el olvido. Una noche sopesaba el dolor y el gozo y encontré el gozo demasiado doloroso por la consciencia del futuro. Es un mecanismo contra natura, en contra de la propia supervivencia, en contra del propio interés de la especie, el prohibirse disfrutar de la felicidad temiendo por el dolor venidero, de esa forma duele dos veces, cuando lo prevés y cuando de hecho lo vives. Pero no era esto lo que quería decir. Tu estabas apoyada en un radiador del luminoso edificio en el que trabajabas y yo estaba ahí también, no se por qué, no te conocía, no te buscaba, de hecho ni siquiera te había encontrado aún. Solo eras la mujer de cabello rubio y piel blanca como el mármol y ojos azules como el Universo que solía apoyarse en ese radiador a fumar un cigarrillo melancólico. Y yo, feliz en mi ignorancia, pensaba, que lástima, que chica tan triste, si tan siquiera pudiera iluminar su rostro con la luz de mi felicidad, como puede haber gente triste en el mundo si la vida es tan hermosa, si el simple hecho de vivir es en sí un milagro maravilloso, si solo tenemos una vida y está llena de colores de sabores de futuro y de ilusión. Nuestras miradas se cruzaron en el aire, la mía arrojando todos esos pensamientos gozosos y la tuya cargada de infinita tristeza y de sueños rotos y de desengaño y de cicatrices y entonces pensé ella debe creer que soy un idiota, con mi sonrisa de idiota, con mi infantil alegría, cielos que rumor de mar sereno en su eterna beatitud, en su incesante batir de olas y vueltas y remolinos y horadar tierra, golpear roca, una vez, otra, otra, desde siempre hasta el final.

Fue entonces cuando comencé a pensar en la felicidad como freno de una búsqueda que debería ser infinita, no, es demasiado fácil darse por satisfecho cuando aún no has vivido, no has vivido nada, demasiado joven, demasiado estúpido, demasiado estático. Rápidamente rechacé esas ideas sombrías y me maldije a mi mismo por ser tan voluble y tan influenciable cuando mediaban miradas como la tuya.

Y cuando te conocí y recordé tu mirada triste y por un momento creí verla iluminarse con la brillante veta de la felicidad, entonces sonreí hacia mis adentros, tenía razón, tenía razón, la felicidad se alcanza y puede transmitirse, y es buena, y no hay motivo para renegar de ella, tan sólo se está más o menos cerca de ella, se la añora mas o menos o trae mas o menos recuerdos dolorosos. Pero, como había predicho en ese momento de iluminación que tu me brindaste, me apagué, me volví cómodo, dejé de buscar, para qué buscar si ya te había encontrado, y te amaba y nos amábamos y así sería para siempre, cuando de pronto como el panadero de Pompeya caí de bruces contra la realidad de que solo somos pequeños segmentos de tiempo que nada permanece y que todo cambia, que vivimos sobre un volcán y podemos llegar a ser tan idiotas de vanagloriarnos de que precisamente ese accidente geográfico es lo que me permite tener agua caliente y que mis tierras sean fértiles, y al día siguiente estalla, y mis tierras, y yo estallo, y tu explotas y te marchas y ya solo soy ceniza y polvo o menos aún, el hueco que mi cuerpo deja cuando la lava se solidifica y yo desaparezco pero mi hueco sigue estando allí a la espera de que alguien lo encuentre y lo rellene con escayola y haga una estatua para que todo el mundo pueda ver donde morí y en que ridícula posición quedé diciendo Dios mío, mi horno mis panes, y este mediodía nadie comerá pan y para esto tanto tiempo preocupándome por cultivar el trigo y molerlo y transformarlo en harina y adquirir la levadura y amasar con agua y sal, y leña al fuego, y dejar que cueza y vigilarlo atentamente y esperar a que suba y dejar que fermente. Cuantos segundos consumidos. Un zorro que daba consejos de jardinería dijo una vez “el tiempo que dedicas a tu rosa hace que tu rosa sea importante”. El pobre animal se equivocaba, cuidado vienen los jinetes y sus sabuesos, vete corriendo y deja de decir bobadas y de dedicarme tiempo a mi o acabarás en forma de estola decorando el cuello de una gorda paleta. El tiempo dedicado solo es una colección de flashes, de instantáneas insípidas que no reflejan nada y que se acumulan como el polvo en los estantes o como las entradas de cine, para que las mires y veas la fecha y la película y recuerdes si la viste con esta o aquella persona, y si te gustó y la anécdota del día o qué llevaba ella puesto o como vestías tú o si en la oscuridad rozaste su mano o ella juntaba su rodilla a la tuya, o lo peor, lo peor de todo, encontrarte con esa entrada y no recordar que película es esa “yo no la he visto” y piensas y no das con ello y entonces buscas y recuerdas vagamente, pero no sabes por qué irías a ver esa mierda de película, si no es de tu estilo, ni siquiera era del suyo, por qué iríais a ver esa y no otra, tal vez no hubiera otra, tal vez llegarais tarde a la que queríais ver realmente y decidisteis probar suerte, no lo sabes, no sabes si intercambiasteis miradas cómplices horrorizados por ese muermo que desfilaba ante vuestros ojos o no pudisteis reprimir una risa casi de vergüenza ajena y el de la butaca contigua os miraba amenazadoramente y los dos poníamos cara de niños buenos y reíamos aún mas, conteniendo la carcajada y entonces yo te hacía cosquillas en la pierna para que estallaras y tu te ponías roja y decías entre risas “para”. Horrorizado comprendes que el tiempo dedicado no le hace importante, lo importante es disfrutar de cada segundo de ese tiempo antes de que se quede en polvo escombros y no haya nada ya que vivir y los recuerdos no son nada, no significan nada, y no se acumulan, solo son trazos vagos que te han llevado a este momento, al momento de las siluetas y los marcos de cuadros colgando de la ruina desnuda, a la vista de todo viandante, sólo otra casa derrumbada, no se, ¿tu sabes lo que van a hacer en ese solar? Probablemente otro supermercado o un bloque de apartamentos caros con garaje y trastero.

sábado, 2 de febrero de 2008

Se va, se va, se fué...

Se ha ido.
Debería estar triste y sentirme desamparado, pero para mi hace ya mucho que te fuiste. Tiempo hace ya que desistí de intentar hacerte ver que no quería vivir según tus reglas. Era o eso o nada. Y no tuve el valor de tirarme el farol de elegir la nada.
Te has ido.
Debería lamentarme por tu partida, como tantos, o alegrarme por tu felicidad, como algunos. En realidad, protector, sólo deseo que esta vez el castillo de naipes eche raíces bien hondas y no se desmorone sobre tu cabeza y no me vuelva a ver tratando inútilmente de ayudarte a recomponer los pedazos de los sueños que tuviste. Que el sueño sea real ahora para ti, ese es mi deseo y en ello confío la voluntad y la palabra.
Te has ido, no me sorprende. Te has ido ya tantas veces que ya hace tiempo que no se donde encontrarte y cuando te apareces frente a mí sigo buscando porque sigo sin encontrar el espacio que me dejaste, hasta que por fin doy con la verdad: que soy yo el que, ahogado, ha desaparecido.
Te has ido, volverás, y cuando regreses se que me alegraré y me entristeceré de nuevo. De nuevo me dirás "compañero".

Y ya cansado de todo aquello, ahora que ya somos más viejos y sinceros te diré "Me hacías falta. Y me hacías falta antes de marcharte. He decidido que, siendo así, lo más justo es que deje de ser tu compañero. No puede ser de otro modo, y sólo hay una salida: que confíes en mí por una vez más que en tí, y al fin podamos ser, de nuevo, socios..."

.1.

Camino a la luz del día, y te persigo. No te acerques demasiado a mi...
Ahora sé que siempre ha sido así, aunque haya tomado conciencia de ello recientemente. Siempre fué así, desde que era pequeño, desde que iba al colegio. Siempre una presa en el punto de mira, siempre la más inalcanzable, o la menos apropiada.

Camino a la luz del día, no le temo al Sol, pero la noche es mi aliada. Yo no sé si sabes volar. Tal vez sepas. Yo no sé si yo sé volar. Esta vez quiero volar, contigo. Y si no sabemos volar, si no sé, sí sé que quiero quedarme, por fin, en tierra a tu lado...

viernes, 1 de febrero de 2008

Febrero

Todo está envuelto en un aire de misterio, si lo miras fijamente durante varios segundos. Todo es misterioso, sorprendente. Raro.

De nuevo no puedo leer. De nuevo no puedo escribir. Debe haber algo patológico en todo esto: la felicidad o cierta faceta de la misma me bloquea en algunos aspectos. Es posible que me libere de cierta vacua palabrería, y sin embargo siento una urgencia, urgencia de cosas por decir, urgencia de cosas por crear, una idea remota en el fondo que no llego a aprehender. Los vacíos que se llenan vacían otras regiones. O las llenan de vacío. Y la causa de esa felicidad... no puedo hablar de ello porque no puedo hablar de cosas vivas. Todo son proyectos agolpados en mi cabeza y no hay manera de centrarse sólo en uno y ni siquiera intentar llevarlo a término. No consigo arrebatarme. Porque lo siguiente debe ser mas grande que lo anterior, porque todo lo anterior es mediocre ahora.
Así que he decidido tomarme este mes libre, por el momento. Así no sentiré por las noches esa tensión que me dice "escribe en el blog"...