Estoy sumergido en un río sin cauce, nadando hacia la cumbre más alta, saltando de roca a flor y a nieve y a cielo y nube. Verde se eleva ante mi el camino de rayos dorados y tras la sombra dulce se ocultan pequeñas gotas de lluvia que quieren jugar conmigo. El olor de la vida fresca y la noche que se aleja me hace coros mientras grito tu nombre y suenan los ecos de tu voz repitiendo el mío, jugando como peonzas deslizándose hacia abajo sin miedo a caer, flotando con la bruma y los petálos que ha arrancado una sonrisa y tus ojos son el mundo y tus brazos son juncos danzantes de ribera. Y por encima de las crestas gimientes, y por encima del humo y de los gritos, y del ruido de los taladros y los coches sólo está el infinito y me pregunto como pude haberme sentido cautivo alguna vez, si todo el universo se extendía sobre mí y yo era libre para volar, pero no sabía como despegar las alas y como llenar los pulmones y como soltar toda la ruina y la miseria y elevarme por encima de las aves astutas...
sábado, 29 de septiembre de 2007
Canto
Estoy sumergido en un río sin cauce, nadando hacia la cumbre más alta, saltando de roca a flor y a nieve y a cielo y nube. Verde se eleva ante mi el camino de rayos dorados y tras la sombra dulce se ocultan pequeñas gotas de lluvia que quieren jugar conmigo. El olor de la vida fresca y la noche que se aleja me hace coros mientras grito tu nombre y suenan los ecos de tu voz repitiendo el mío, jugando como peonzas deslizándose hacia abajo sin miedo a caer, flotando con la bruma y los petálos que ha arrancado una sonrisa y tus ojos son el mundo y tus brazos son juncos danzantes de ribera. Y por encima de las crestas gimientes, y por encima del humo y de los gritos, y del ruido de los taladros y los coches sólo está el infinito y me pregunto como pude haberme sentido cautivo alguna vez, si todo el universo se extendía sobre mí y yo era libre para volar, pero no sabía como despegar las alas y como llenar los pulmones y como soltar toda la ruina y la miseria y elevarme por encima de las aves astutas...
viernes, 28 de septiembre de 2007
Teoría del Impacto
¿Y yo cómo iba a saberlo? Seguía una ruta habitual, no había ningún dato atmosférico que indicase un cambio respecto a cualquier otra mañana, excepto el frío, claro, y las nubes. Pero ninguna prueba de que ese día se diferenciase de cualquier otro día claro con nubes y frío. Mi paso no era ni más rápido ni más lento de lo habitual en esas situaciones, es decir, era más bien rápido porque llegaba con retraso, y a la vez no lo suficientemente rápido, es decir, podía haber ido más rápido; sin embargo estaba lo que había dicho Vasily, el 110% del reactor era posible, pero no recomendable. Así que ¿para qué andar forzando la máquina?. La mañana era aparentemente plácida y más tarde aún había llegado otras veces. La ignorancia confiere valor al hombre. O más bien, la ignorancia del hombre es fácilmente confundida con el valor. El verdadero valor consiste en asumir el mismo riesgo a sabiendas no de las posibles consecuencias, sino de la realidad. Y la realidad, en este caso, era el impacto.
La posibilidad del impacto.
Bueno, el impacto siempre es posible, sin embargo el destino no está escrito, nuestra voluntad y el entorno que nos rodea pueden modificar el futuro ("Difícil de decir es, cambiando el futuro siempre está", Yoda dixit). En primer lugar, yo puedo llegar al mismo sitio por diversos caminos. Es curioso (me he dado cuenta hace un rato y estaba deseando ya señalarlo) que generalmente siempre voy por el mismo camino, pero acostumbro a volver por caminos distintos. Para evitar la rutina, quizás, pero en realidad no creo que piense en eso cuando echo a andar de vuelta. No es que no coja el mismo camino de vuelta que el que he hecho de ida, a veces lo hago. Sólo que no tengo un camino de vuelta definido, varía según que pie apoye primero al bajar el escalón, supongo; entonces me giro hacia la derecha o hacia la izquierda y a partir de ahí todo está por decidir, voy pensando en mis cosas y no soy consciente de por donde voy, sólo de que voy y de que por ahí llego igual de bien que por el otro lado. Bueno, no voy, vuelvo. Cuando voy siempre voy por el mismo camino. En ese momento (cuando voy) no pienso tanto en mis cosas, pienso en que voy, en que voy tarde y que tengo que ir por ahí porque a priori parece el camino más corto aunque ya comprobé empíricamente que se tarda lo mismo por los diferentes caminos; así que para rechazar el empirismo hago trampas y cuando voy por el camino corto ando más deprisa. Pero puedo llegar al mismo sitio por diversos caminos.
En segundo lugar, no suelo llegar siempre igual de tarde, depende de como de sucio tenga el pelo esa mañana, de cuan interesante sea lo que dice el tertuliano x o el tertuliano y, de que lo que se me ocurra a última hora buscar en el ordenador, de si encuentro o no las llaves y el tabaco, y el mechero; si pillo los semáforos (de peatones, obviamente) en verde o no, y si está en rojo, del tráfico que haya ese día.
En tercer lugar, siempre cabe la posibilidad de lo inesperado. Inesperadamente hay obras en esa acera (bueno, eso es casi de esperar, pero no me suelo dar cuenta de que era esperable hasta que me lo encuentro), inesperadamente me encuentro con alguien, inesperadamente piso una caca de perro y me detengo a restregar el pie contra un bordillo.
Finalmente, la esencia pura del libre albedrío, es decir, lo irracional y/o absurdo. Puedo pararme en mitad de la calle por que sí. A leer un cartel, o a sacar una foto a otro edificio al que le asoman las vergüenzas o a algo curioso. Puedo quedarme embobado mirando algo extraño, alguna de esas cosas tan extrañamente comunes que nunca te fijas en ellas.
Por otro lado, están los demás. Una gigantesca mezcla de albedríos, tan abrumadora que piensas cuanta memoria ram tendría que tener el Universo para mover tanta inteligencia artificiosa.
Pero la realidad era el impacto. El hombre viaja en el tiempo como los peones del ajedrez, siempre hacia delante, al principio dos casillas a la vez si quieres y puedes, luego de una en una y de vez en cuando capturas en diagonal y eso ya define el resto de tu recorrido, excepto si puedes volver a capturar. Y si tu no eres el peón capturado o sacrificado por el bien de los demás y tienes suerte y el otro lo hace muy mal, llegas al final y te haces reina y entonces puedes moverte todo lo que quieras en todas las direcciones. Debe ser como el Nirvana de los peones. Así que eso no lo podemos evitar, eso se escapa del albedrío, avanzamos hacia un punto que nos es desconocido pero que en el fondo sospechamos que está ahí.
Yo avanzaba hacia el impacto mirando hacia la izquierda, nada, hacia la derecha, tampoco, ya que el sentido del tráfico en esta calle es unidireccional; pero de todos modos miro no vaya a ser que suceda algo extraordinario como que uno vaya marcha atrás o un madrileño se haya despistado (un saludo afectuoso para los madrileños despistados). Y si no sucede algo extraño, al menos ensayo para no morir atropellado en algún país de la Commonwealth.
Cruzo.
La siguiente calle gira hacia la derecha,
una especie de "L" invertida (visto en cenital)
un giro de 90º,
una curva ciega.
Así que me abro ligeramente a la izquierda como me ha enseñado la experiencia, no sea que alguien llegue tarde en dirección contraria y yo cegado por la curva embista contra ella (ahora sonrío al ver como me ha traicionado el subconsciente) y sí, efectivamente, allí esta ella, yo no sé quíen es, no la he visto en mi vida, y si la he visto no me he fijado. Todo lo que nos une es que yo voy y ella viene, y ella debe tener un talento similar al mío porque también ha tomado la curva con precauciones a pesar de llevar prisa, hemos evitado el choque, ahora debemos cruzarnos, y como es aquí costumbre me decanto por el lado derecho para que ella pase por mi izquierdo que es así mismo su derecha; pero la joven está confusa, o bien proviene de una cultura diferente y toma la decisión de pasar por la izquierda, esto es, mi derecha, y como dos cuerpos no pueden ocupar el mismo espacio a la vez a no ser que sean una histérica alumna irlandesa de colegio de mojas y el vil demonio que la posee, comienzo a alarmarme y trato de evitar la colisión lanzándome a la vez a la izquierda mientras ella corrige también su rumbo con fatales consecuencias. Veo la escena a cámara lenta ¿no es sorprendente lo difícil que resulta pararse en tales circunstancias, no es llamativo ver como algo nos impulsa a seguir hacia delante y hay que hacer un esfuerzo tremendo para frenar?. Y entonces plaf. El impacto.
Instintivamente, ya que recibí una buena educación, brota de mis labios un "perdona", aunque yo bien sé que la culpa en última instancia (a parte de toda la serie de factores anteriormente enumerados) es de ella por no haber respetado las convenciones sociales establecidas en el ámbito del viandante. Pero me mira y sonríe. Y entonces sucede lo verdadermente singular. Nos colocamos de lado, mi espalda hacia la carretera anteriomente situada a mi izquierda, su espalda hacia el edificio anteriormente situado a mi derecha. Es casi como una danza, y esto resuelve el conflicto. El Sol que sabiamente sale por el este y se esconde por el oeste dirige cuatro o cinco rayos majos hacia sus iris verdosos que, agradecidos, devuelven el resplandor al astro y de rebote a mi mismo, y me alegro mucho de no ser causante de un eclipse. Ahora sí que la he visto, y me he fijado. Otro paso de minué y por fin dejamos de andar como cangrejos y volvemos a un entorno tridimensional, para seguir apresuradamente nuestros respectivos caminos.
No voy a entrar a analizar los motivos que me hicieron controlar mucho más el "timing" de mi recorrido habitual al día siguiente, pero he de decir que aunque mis afanes no tuvieran un fruto inmediato, decidí ser tenaz y finalmente obtuve mi premio.
Ella sí que es puntual, y ahora, cuando nos cruzamos, en función a ese punto del recorrido en que nos encontramos puedo calcular como (¿cuanto?) de tarde llego.
Y además ahora tengo una sonrisa extra de lunes a viernes. Y con eso me da para escribir líneas y líneas.
domingo, 23 de septiembre de 2007
Vielleicht ist er auf dem Weg zu dir, wer weiß...?
Ninfa, te llevaste
tus alegres canciones
y tus sonrisas,
labios que eran promesas,
ojos que se tornaban
mar embravecido,
suave rostro de agua
bajo un tapiz de tormenta.
Restaban mil ramos, mil flores
a las que ya nunca pondrás nombre
Restaban mil risas y mil noches
mil mañanas de verano,
de otoño,
de invierno primavera,
verano, otoño
Dejaste un rastro de pétalos
una eternidad de caminos no recorridos
mil veces mil pasos que dar
con suave cadencia.
Dejaste en el aire un beso,
siento el frio de tu abrazo vacío,
el vacio de tu cuerpo ni presente,
ni pasado,
ni sepulto.
No pude sentir nunca tu pulso
en mi pecho,
ni tu respiración
en mi oído
Eternamente serás joven
tu rostro evitado por los años
mientras
yo
me
marchito,
y
añoro
y
olvido
y
lamento
bocanada de brisa
que se
escapa
prendida
del viento
Hoy he sentido como me llamabas,
susurrabas a mi oído voz de cristal
diciendo te recuerdo,
te recuerdo,
terrecuerdo,
te re cuer do.
Cerrar tus ojos,
y cerrar los mios,
y cerrar
y que la oscuridad
invada al mundo,
que no es mundo,
la luz
me hace daño
justo pago por tantas horas
consumidas
y todo el humo respirado
muchas veces,
adherido a las paredes
como se adhiere
a mis pulmones,
deja ahora
de ser mancha y vuelve a ser
humo, fuertes brazos
de humo se aferran a mi garganta
y yo no encuentro
esa
bocanada de brisa
que se
escapa
prendida
del viento
Se derrumba mi memoria
como un castillo de arena
sube la marea, tira del mar la Luna,
tira de la Luna el mar, juegan, luchan,
siempre,
se hunden el uno en el otro
y no respetan las ruinas
de las felicidades pasadas
nada existe
solo ellos existen
ni tan siquiera ellos existen
sólo
reflejos
de luz
y química
del cerebro
y solo eso existe
y nada existe
me pliego hacia dentro,
hay que saber plegarse
corres el peligro de convertirte
en un nudo,
un nudo un nudo un nudo
un nudo.
Un nudo.
bocanada de brisa
que se
escapa
prendida
del viento,
libre
con el viento
libre con el viento,
libre con el viento, no aspirada, no inhalada,
no respirada, solo libre
con el viento, solo tú,
solo tú
libre,
solo viento.
Solo nada.
martes, 18 de septiembre de 2007
Aquello que jamás estuvo escrito
Todo comienza con una chispa. Así debió ser también entonces. La primera vez.
Una chispa, y destello, el olor del fósforo ardiendo. Y luego la madera.
Abstraído en la llama, no se percataba de cómo esta trepaba hacia su mano, como un pequeño depredador con una vana esperanza de victoria, negada por un arrebato de consciencia, que le llevó a aproximar la diminuta antorcha al extremo de un cigarrillo. Una vez cumplida la función a la que esta explosión de energía estaba destinada, se desvaneció tras ser agitada de forma vehemente, hasta que solo restó una estela de humo.
El fuego, pensó, tiene tres estados: Potencial, cuando el elemento combustible está apagado, pero las circunstancias ambientales permiten su existencia, llegado el caso. Todo elemento combustible es, por tanto, y de forma lógica, fuego en potencia. El segundo estado es, a ojos inexpertos, el mas bello, cargado de fuerza, la combustión plena y rotunda. Finalmente, el tercer estado es un adagio maestuoso, donde el humo demuestra ser mejor danzarín que la llama, y se extiende juguetón y zigzagueante, hasta desvanecerse.
Dio una larga calada al cigarro, lo apoyó en el cenicero y después dejó que el humo fluyera libre y despacio desde sus labios. Por un segundo lo imaginó recorriendo sus pulmones rápidamente pero con elegante cadencia; sintió un escalofrío y lo expulsó con fuerza.
Se levantó de su silla, alejándose hasta quedar recostado en la cama. A su mente vino el recuerdo de las hipnóticas ondas que el humo producía en los hilos de luz que atravesaban las rendijas la persiana entrecerrada en las tardes de verano. Una sensación asociada con música. Se ladeó, con la cabeza apoyada en la almohada y pensó. El pensamiento se convirtió en fantasía, y esta, cada vez más vívida, se transformó en sueño. Sueño. Tenía tanto sueño...
Mientras el cigarrillo se consumía en el cenicero, y la pantalla del ordenador parpadeaba, soñó que escribía.
Finalmente, esa noche su único lector sería él mismo. Sus personajes emanarían de sus recuerdos, de los recuerdos de los que era consiente, de los recuerdos que no recordaba y de los chispazos sinápticos de su cerebro liberado de ataduras.
Soñar... soñar era sin duda mucho más egoísta que escribir. Porque aunque ella recorriera con desinhibición sus ensoñaciones, colándose en las escenas que no le correspondían y negando su propia condición de personaje, jamás sería consciente de ello. Ser consciente de ello. Ser consciente de si misma dentro de la mente de otro. Ser consciente de la intensidad con que su imagen, su recuerdo, su realidad, era recreada por la mente dormida de aquél que quería escribir para ella, para estar cerca de ella, para convertirse también en imagen dentro de ella. La última forma de intimidad a la que tenía acceso.
- Mientras lees estas líneas, puedes imaginarme escribiendo, puedes sentir como la emoción se codifica en pensamiento, este en palabra, y esta llega hasta a ti, se descodifica en pensamiento y vuelve a su estado original de emoción. Como haces tuyas mis palabras, que son un reflejo de ti, de mi emoción de ti, mi sentimiento por ti, este es procesado y transformado en algo muy distinto, el algo tuyo. De este modo, muy poco de mi puede llegarte. Se pierde por el camino tanto, tanto...energía viajando a través de un conductor de elevada resistividad.
Pero si no recordaba mal, junto a él ella tenía, o había tenido, la innata capacidad de dejarse llevar a las mil maravillas. Habrían sido una excelente pareja de baile. De haber sabido bailar.
...Un tango a media luz...
Confió, pues, en que nuevamente supiera hacerlo. Y entornara sus ojos. Y respirara suavemente, como cuando sabes que no tienes nada que temer, que quien te conduce sabe lo que hace y no hay margen de error. Y entonces, solo entonces, puedes sentirte libre de disfrutar sin mas de la sensación de ser llevado, guiado, conducido, dirigido, encontrado. De este modo deseó que ella, en este momento, en esta noche o esta mañana, en este instante, recordara que en aquel otro momento estuvo en sus sueños. Y fue suya, sin miedo, sin vacilaciones, fue libre de si misma y no fue prisionera de nadie. Él no la había invocado, ella llegó hasta él por propia voluntad. Acudió sin ser llamada. Por propia voluntad le miró directo a los ojos, por propia voluntad se recostó sobre su pecho, por propia voluntad fue llama.
Y por pura realidad, fue humo. Y sin ningún reparo, sin el menor miramiento (qué sentido tendría...) se alejó, como era su deber, como estaba impreso en su naturaleza, danzando juguetona, zigzagueante.
Inconscientemente, lo llenó todo y se fundió con todo.
Hasta el punto de llegar a parecer, a ojos inexpertos, poco mas que nada.
La tarta de Nicolás
Resumen del argumento: Colin ha conocido a una mujer llamada Chloé y se ha enamorado perdidamente de ella. Sin embargo no se atreve a volver a verla, a tratar de contactar con ella. Invita a cenar a su amigo Chick, fanático coleccionista de los artículos de Jean- Sol Partre. Nicolás, el cocinero de Colin, prepara una suculenta cena como siempre; esta cena concluye con una tarta. Cuando la sirve en la mesa, el cocinero rehúsa cortar la tarta "Es demasiado hermosa. Esperemos."
Se retira y Colin y Chick comienzan a beber de una botella de vino dorado con tonos fosforescentes. Y ahí llega el diálogo:
- ¿Y si cortáramos la tarta? - dijo Chick.
Colin cogió un cuchillo de plata y empezó a dibujar una espiral en la impoluta blancura de la tarta. De repente se detuvo y contempló su obra con sorpresa.
- Voy a probar una cosa -dijo.
Tomó una hoja de acebo del ramillete de la mesa y cogió la tarta con la mano. Mientras la hacía girar rápidamente sobre la punta del dedo, colocó con la otra mano una de las puntas del acebo en la espiral.
- ¡ Escucha ! - dijo.
Chick lo escuchó. Se trataba de la canción Chloé, en versión de Duke Ellington.
Chick miró a Colin, que estaba totalmente pálido.
- No me atrevo a cortarla - dijo Collin.
Chick le quitó el cuchillo de las manos y lo plantó con gesto decidido en la tarta. Ésta se partió en dos, y en su interior apareció un nuevo artículo de Jean- Sol Partre para Chick y una cita con Choé para Colin.
Boris Vian – La espuma de los días
Pájaro azul
El hombre construye vías de hierro para que circulen las aves, cuando ellas lo han hecho por caminos de aire toda su vida sin que el hombre les importe lo más mínimo
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí dentro, no voy
a permitir que nadie te vea.
Hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero yo le echo whisky encima y me trago
el humo de los cigarrillos,
y las putas y los camareros
y los dependientes de ultramarinos
nunca se dan cuenta
de que esté ahí dentro.
Hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí abajo, ¿es que quieres
hacerme un lío? ¿es que quieres joder
mis obras?
¿es que quieres que se hundan las ventas de mis libros
en Europa?
Hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero soy demasiado listo, sólo le dejo salir
a veces por la noche
cuando todo el mundo duerme.
le digo ya sé que estás ahí,
no te pongas
triste.
Luego lo vuelvo a introducir,
y él canta un poquito
ahí dentro, no le he dejado
morir del todo
y dormimos juntos
así
con nuestro
pacto secreto
y es tan tierno como
para hacer llorar
a un hombre, pero yo no
lloro,
¿lloras tú?
Se elegante, bastardo
Que fácil es quedar bien y decir mil chorradas cargadas de poesía. La sinceridad se convierte en máscara cuando es utilizada como arma. Una sinceridad eufémica, atenuada, suavizada, falsa, tan falsa como cualquier mentira, pero teñida de su luminosa capa de Verdad, tan deslumbrante que incluso llegas a creer que es cierto (tú,tú, el falaz). Una sinceridad que se burla de si misma, una sonrisa de cariño y comprensión que es una mueca muerta y sucia. Una sinceridad tan venenosa como la más retorcida de las falacias. Lo hago por tí, pero estaría faltando a la verdad si dijera que no lo hago principalmente por mí. Qué fácil y que sincero ha sido todo. Mierda, pero a menos se elegante, bastardo.
p.d.: Que nadie se de por aludido, el contenido de este post es completamente ficcional, cualquier parecido con la realidad serán ralladas o remordimientos o vete tu a saber qué.
lunes, 17 de septiembre de 2007
Pasaje
"Las calles son la vivienda del colectivo. El colectivo es un ente eternamente despierto, eternamente en movimiento, que vive, experimenta, conoce y medita entre los muros de las casas tanto como los individuos bajo la protección de sus cuatro paredes. Para este colectivo, los brillantes carteles esmaltados de los comercios son tanto mejor adorno mural que los cuadros al óleo del salón para el burgués, los muros con el "prohibído fijar carteles" son su escritorio, los quioscos de prensa sus bibliotecas, los buzones sus bronces, los bancos sus muebles de dormitorio, y la terraza del café el mirador desde donde contempla sus enseres domésticos. Allí donde los peones camineros cuelgan la chaquete de las rejas, está el vestíbulo y el portón que lleva a los patios interiores al aire libre; el largo corredor que asusta al burgués es para ellos el acceso a las habitaciones de la ciudad. El pasaje fué para ellos su salón. Más que en cualquier otro lugar, en el pasaje se da a concer la calle como el interior amueblado de las masas, habitado por ellas"
Walter Benjamin Passagenwerk
viernes, 14 de septiembre de 2007
Elegía
Musa, Musa, te llamo. Ven en mi auxilio, mi ánimo es sombrío y no encuentro vino en el fondo de mi copa. Vuela hasta mi con dulce paso, llena mi vaso de Nephentes y siéntate a mi lado. Charlemos.
Sufro el justo castigo a mis sencillos pero no menos terribles pecados. La mentira es, tal vez, el más grave de ellos. Pero siendo como soy un fenomenal embustero ¿acaso no puedo engañar a la musa para que se siente conmigo? La echo mucho de menos. En esto al menos sí soy sincero.
Como una oscura legión de noche en mi busca avanzan las nubes. Serpentean por las ramas de los árboles, se arrastran por las farolas, se cogen de mi pecho y arrebatan a mi alma las lluvias de otoño que habrían de regarla. Niegan su génesis a verdes frutos, amarillean las lomas de las montañas y truenan orgullosas.
Danzan las llamas solitarias, fuegos verdes de cobre se funden en cicatriz metálica. Tómame esta noche en tus brazos, oh musa del ocaso, canta tristes versos en mi oído. Vierte en ellos la vida y tañe de nuevo las cuerdas gimientes de tu violín; que broten mil espirales negras que guíen mi camino por círculos de sueños.
Caen ya las hojas de septiembre, aquellos primeros frutos que viste nacer ahora yacen moribundos, viejos y tristes, añorando el Sol y tus suaves pasos bajo su sombra. La semilla que habría de brotar de ellos quedó vertida sobre tierra estéril. El lamento que se rompe en mis labios es tanto fruto de tu ausencia como producto de tu recuerdo. Y cuando la Luna te miraba oculta tras un velo, danzando tú para ella sobre aguas cristalinas, yo la veía oscurecerse, sonrojarse satisfecha. Mi noche, así, sin Luna; mi día, así sin Sol. Las nubes, entonces, mis enemigas. La lluvia, por tanto, robada. Los frutos, simiente nonata. Y las estrellas...guirnaldas en tus cabellos.
Mira ahora que me queda del firmamento: no más que un negro tapiz sembrado de agujeros, y yo sin pincel para decorarlo.
Prisión sangrienta de los ojos cerrados y la luz atravesando los párpados a la fuerza, dejando a su paso un rastro de saladas lágrimas. Deben restarme no más de tres o cuatro; no he bebido suficiente agua de mar para restaurarlas. Prisión triste de calientes entrañas y siniestros cantos de pájaros profetas, deja libre a mi alma para poder ir a buscarla.
Paseando junto a un muro de vetustas piedras decoradas con musgo y abrojos, silbando una melodía antigua y secreta, la veo tumbada contemplando al cielo. Bebe de él el brillo de su mirada
miércoles, 12 de septiembre de 2007
Silencio, se ruega
Tintinean tañen las campanas
Recitan los brujos embrujos
Silencio, esquifo, llamas
Enodia
Triformis
Antania
Llaves, flores, granadas
Laberinto espiral serpentino
Señora de los fantasmas
Kurotrophos
Crataeis
Klêidouchos
Dama del Tejo, doncella no amada
Antorcha, cuchillo, cuerda,
Vierte sobre nosotros tu dulce mirada
Prytania
Soteira
Propylaia
Escúchanos, Hécate ¡acude a nuestra llamada!
sábado, 8 de septiembre de 2007
Anotaciones de Percipied sobre las anotaciones de Benjamin sobre Baudelaire
Tout en haut, une colonne craque et ses deux extrémités se déplacent. Rien n’a encore croulé. Je ne peux plus retrouver l’issue. Je descends, puis je remonte. Une tour labyrinthe. Je n’ai jamais pu sortir. J’habite pour toujours un bâtiment qui va crouler, un bâtiment travaillé par une maladie secrète. - Je calcule, en moi-même, pour m’amuser, si une si prodigieuse masse de pierres, de marbres, de statues, de murs, qui vont se choquer réciproquement seront très souillés par cette multitude de cervelles, de chairs humaines et d’ossements concassés. - Je vois de si terribles choses en rêve, que je voudrais quelquefois ne plus dormir, si j'étais sûr de n'avoir trop de fatigue.
Grietas, resquebrajaduras. Humedad procedente de un depósito situado cerca del cielo
¿Cómo advertir a la gente, a las naciones? Advirtamos al oído a los más inteligentes.
En lo alto, una columna cruje y sus dos extremidades se desplazan. Todavía no se ha derrumbado nada. No puedo encontrar la salida. Bajo, después subo. Una vuelta.
Laberinto
Nunca he podido salir. Vivir para siempre en un edificio que va a derrumbarse, en un edificio aquejado de una enfermedad secreta.
Calculo para mí mismo, para entretenerme, si una masa tan enorme de piedras, de mármoles, de estatuas, d emuros que van a chocar entre sí, no se verán ensuciados por esta multitud de sesos, de carne humana y huesos triturados. En sueños veo cosas tan terribles que a veces querría no dormir nunca más, si estuviera seguro de no tener demasiado cansancio.
Charles Baudelaire, Oneirocricias. Citado por Walter Benjamin en el Libro de los Pasajes.
Estas noches
Y son frías lágrimas verdes cristal cual se ve
Suave
delicada
forma de
rimas
imperfectas
y voces
susurrantes
y sabor
sublime
Viento .
Como todas estas noches.
miércoles, 5 de septiembre de 2007
Noche transfigurada
desprovisto de carne pero ansioso de alma,
con rostro de letra y perfume de poesía,
este amor como ya nostálgico de lo que fué,
sin haber sido nunca mas que aire en mis pulmones
y sonrisa en mis labios
y paseos secretos a la luz de la Luna.
Que hermoso es amarte sabiendo que nunca serás mía
que siempre serás nada,
pero que eres y estás
y existes,
y estamos juntos sin que nadie lo sepa,
y todos los otros sólo son tus amantes o tus amados,
pero no son yo y tu eres así mía sin serlo, y aún así.
Es hermoso saberte.
martes, 4 de septiembre de 2007
Presa
El dolor del Vacío
Oigo incluso cómo ríen
las montañas
arriba y abajo de sus azules laderas
y abajo en el agua
los peces lloran
y toda el agua
son sus lágrimas.
oigo el agua
las noches que consumo bebiendo
y la tristeza se hace tan grande
que la oigo en mi reloj
se vuelve pomos en la cómoda
se vuelve papel sobre el suelo
se vuelve calzador
ticket de lavandería
se vuelve
humo de cigarrillo
escalando un templo de oscuras enredaderas...
poco importa
poco amor
o poca vida
no es tan malo
lo que cuenta
es observar las paredes
yo nací para eso
nací para robar rosas de las avenidas de la muerte.
Espejismos
Muchas veces veo la Luna y pienso en cerrar todos los grifos
en hacerme infusiones de arena
en fumar las hojas de los periódicos
luego me doy cuenta de que en realidad no es la Luna lo que veo,
solo el reflejo en negativo de mi propia pupila somnolienta.
Poema urbano de un día mundano
Desechas las trizas de la tarde
y los rojos jirones del barrio
bajo el ocaso naranja
Las farolas se llenan de vida y las polillas
tienen su fiesta
y los murciélagos.
La calle se llena de ruido
ruido
y las ventanas
las casas de
los muertos
Hay tanta gente
y son todos grises
y son todos locos
y son todos imbéciles
La música me lleva a otra parte
Las cervezas y
las risas
y los besos
se consumen rápido
como los productos
perecederos
entonces la ciudad se vuelve grande
y yo me siento pequeño
y me divierte ser un pequeño gusano por las tripas
de un viejo monstruo de asfalto
y luz
la ciudad está desierta
y llena de basura
y vómito
Mis pasos bailan
al son de un cuarteto de rosas.
el pelo velando la foto
la luz naranja es ahora
del ocaso de las farolas
y del amanecer de Murnau
Me adentro una vez más en las entrañas de la tierra
y ¡sorpresa! emerjo vivo de nuevo
vivo y borracho de ciudad
Me esperan mi cama y mi cenicero
se
hace
de
día
Y cantan los murciélagos con los mirlos
y silban los trenes
Ojalá que nadie me joda y se ponga a dar martillazos.
This obra by Jacques Percipied is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 España License.