lunes, 24 de diciembre de 2007

En torno al fuego giran y rotan los años y los dias y las vidas e incluso más allá, la muerte, la memoria, el olvido. El niño pasa a ser hombre cuando muere el viejo, y el viejo pasa a ser niño cuando otro niño nace y se mira en sus ojos. Y cuando el niño pasa a ser hombre el viejo piensa en la muerte y ya no hay alegría ni hay brillo, solo nostalgia y consciencia. Tal vez sean estos los dias en que más conscientes somos del paso implacable del tiempo, y toda celebración tiende a tornarse en lánguida conmemoración, y en la reunión familiar pesan más los platos que faltan que los que están servidos.
Y entonces bebemos y fingimos sonrisas y bebemos mas y ya no fingimos. Y hace frío, y necesitamos calor, una lágrima se desliza desde las doce en punto hasta las seis y media porque hace frío, una copa se vacía tras otra porque hace frío, las luces multicolor resplandecen distantes porque hace frío.
Pero los años giran y rotan en torno al fuego. E incluso más allá.

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