Todos celebraban juntos el dia de su amistad, ese día de Sol bajo el cielo y agua en los aspersores y césped verde y mal cortado, junto al peligroso borde de tu piscina. Y entre los aromas de la excitante juventud y las risas ahogadas en cloro tu te escondías de la sombra y como dormida yacías respirando (¡respirando, que bendición!) y me intuías cerca y tal vez eso te incomodara, pero no tenías ni idea (no tenías ni idea) de las melodías que rondaban entonces por mi cabeza. Siempre al rescate, siempre a la orden, y nunca he sabido no pedir cuentas, aunque sólo fueran dos más dos. Espero que seas feliz, espero no sufrir más en la distancia por tu sufrimiento (es un hermoso anhelo); pero igualmente estaré atento y silencioso esperando acudir al país de Las Últimas Cosas para salvarte aunque sea de ti misma si considero que eso es lo que necesitas, lo necesites o no (esa es otra de mis maldiciones: aunque no sea hasta mucho después que te des cuenta de que te salvé); a pesar de que a cualquier sitio al que te conduzca siempre ha de ser más gris que del que te salve (esa es mi maldición). Pero lo haré y lo sabes, no puedo evitarlo, estaba escrito en esa partitura que volando pasó entonces desapercibida entre el aire infectado de serrín y verano...
lunes, 17 de diciembre de 2007
Tanto más que mejor
Todos celebraban juntos el dia de su amistad, ese día de Sol bajo el cielo y agua en los aspersores y césped verde y mal cortado, junto al peligroso borde de tu piscina. Y entre los aromas de la excitante juventud y las risas ahogadas en cloro tu te escondías de la sombra y como dormida yacías respirando (¡respirando, que bendición!) y me intuías cerca y tal vez eso te incomodara, pero no tenías ni idea (no tenías ni idea) de las melodías que rondaban entonces por mi cabeza. Siempre al rescate, siempre a la orden, y nunca he sabido no pedir cuentas, aunque sólo fueran dos más dos. Espero que seas feliz, espero no sufrir más en la distancia por tu sufrimiento (es un hermoso anhelo); pero igualmente estaré atento y silencioso esperando acudir al país de Las Últimas Cosas para salvarte aunque sea de ti misma si considero que eso es lo que necesitas, lo necesites o no (esa es otra de mis maldiciones: aunque no sea hasta mucho después que te des cuenta de que te salvé); a pesar de que a cualquier sitio al que te conduzca siempre ha de ser más gris que del que te salve (esa es mi maldición). Pero lo haré y lo sabes, no puedo evitarlo, estaba escrito en esa partitura que volando pasó entonces desapercibida entre el aire infectado de serrín y verano...
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2 comentarios:
Nunca es más gris, tú maldición es pensar que es más gris.
tu maldición (tu sin acento)
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