Zwei Menschen gehn durch kahlen, kalten Hain;
der Mond läuft mit, sie schaun hinein.
Der Mond läuft über hohe Eichen,
kein Wölkchen trübt das Himmelslicht,
in das die schwarzen Zacken reichen...
(Richard Dehmel)
Es el tercer round. Tercer round. Ya me tumbaron aquella vez en Helsinki y luego una vez más en Stuttgart (pronúncialo otra vez. Con dulzura. ). Los dientes, mal. La primera vez que perdí uno me asusté bastante, pero luego pude quitarle importancia. Ahora ni siquiera me doy cuenta. Como los pelos que quedan en la almohada.
Aún conservo el juego de piernas para bailar con el hijoputa del calzón azul. Mis directos no son rápidos y la izquierda anda floja, pero me cubro como una roca y el gancho siempre es letal. Mido a mi rival, controlo sus fuerzas. Le engaño con las mias.
Aún así, hoy me he visto en el espejo y creo que de verdad me hago viejo.
Empieza con un sonido metálico, frecuencias inauditas para el oído humano. - Tómame de la mano y siente como se extiende la vibración eterna, de unos a otros pasa del suelo a la suela, de sólido a sublime.
Con el alma dormida, soñada azul verdosa, saboreada, con el gusto de una pila alcalina por el polo positivo. Todo es ahora.
Este sitio parece un buen lugar. Parece el lugar. Es un antro, dos viejos borrachos y tres viejas putas. No. No todas son viejas. Hay también dos viejos, sólo uno está borracho. El otro está tomando café. Nadie me mira, ni siquiera el camarero. La música. Nadie me ve.
Si me fuera ahora nadie sabría que he estado aquí.
Entonces entras tú, distraído, miras las paredes. No miras las paredes: miras el humo que flota. Llevas el ritmo de la música con tus dedos mientras agitas los hielos en el fondo de tu copa. De sólido a líquido. Agito los hielos en el fondo de mi copa, desprenden vapor cuando acerco mi mano. De sólido a gas.
Si me fuera ahora no sabrías que he estado aquí.
Necesito estar despierta. En el baño, un espejo. Un reflejo que huye. Sólo un poquito, para estar despierta. Dos ojos que brillan. El reflejo me espera. Soy yo la que está huyendo, salgo y te miro. Te detienes en mis ojos, en mi boca. No puedo marcharme.
Si me fuera ahora sabrías que he estado aquí y que me he ido.
Te he divisado entre las sombras y los vagos rumores de las gentes que consumen su tiempo apretando el paso, no estamos aquí, no existe el ahora, siempre ha sido así, – brillo resucitado, esencia primera, verbo - he estado en todos los lugares buscando tu tacto en mis entrañas, soñando cómo tu aliento acaricia el espacio vacío de vida que se esconde entre mis pulmones llenos de humo.
Rebuscó en los bolsillos agujereados de su largo chaquetón de paño un encendedor de gasolina con el que reanimó los restos de un cigarrillo de marihuana ennegrecido por el aceitoso humo. Por un momento cruzó por su mente la imagen de sus propios pulmones, teñidos de ese mismo color, impregnados por la misma pátina opaca. Sintió un escalofrío, seguido de una absurda carcajadita, acompañada por una irónica negación con la cabeza, y dio otra larga calada. La lluvia era ligera pero constante. Subió el cuello del abrigo y se refugió en él, como un cuervo arrebujado. La lluvia, sin embargo, tenía la maravillosa cualidad de limpiar el aire de impurezas y las calles de gente. Comenzó a pasear, siguiendo su reflejo en los húmedos adoquines de la acera. Sus pasos le guiaban seguros y decididos a un lugar aún por concretar, pero que sin duda alguna sería el indicado. Inspiró por última vez el humo con regusto a margarita chamuscada y despidió la colilla con un gesto ágil y elegante, siguiéndo su trayectoria con una mirada de nostalgia hasta que finalmente encontró eterno reposo en un sucio charco de alivio. Carraspeó ligeramente, pasó un pañuelo de papel por sus labios resecos, y fijó su vista cansada hacia el frente, apretando el paso. El reloj de la catedral ya había dado el tercer cuarto y no le quedaba tiempo que perder, ya había perdido todo su tiempo tiempo atrás, en una apuesta desdichada.
[...]
“Que va a ser de mi. Que va a ser de mi. Tanto estúpido, cobarde egoísmo. Mi vida ha sido como la de una caja de cartón. El cartón es cartón. Puede contener muchas cosas. A lo largo de los años he llegado a aprender bastantes cosas sobre el cartón. En origen está fabricado con pasta, como el papel, y su consistencia depende de la concentración de la pasta, y de las capas que lo componen. La más importante es la interior, la capa ondulada. Esa es la que le ofrece consistencia. Cuando el cartón cumple con su función le esperan dos posibles destinos: ser destruido, arrojado a la basura, o ser reciclado. Yo he sido recipiente de muchas cosas hermosas, un sólido recipiente con una buena capa ondulada. Cuando me convertí en una caja vacía estuve tirado en la calle, como basura. Pudo haber sido el fin, pero unas almas caritativas me recogieron y arrojaron en el contenedor del reciclaje. Ahora mi alma de cartón reciclado y reblandecido está a penas llena de recuerdos difusos.”
[...]
Un elegante compás que sólo él escuchaba parecía determinar el ritmo de sus pasos, los pasos de un vals no demasiado antiguo, cuyo eco aún resonaba en sus adormecidos oídos. El duelo era al alba, y no acostumbraba a madrugar, por lo que había decidido hacer tiempo durante la noche bebiendo de taberna en taberna. El resultado fué algo peor de lo esperado: si sobrevivía al duelo de esa mañana tendría otro dentro de dos días tras un lamentable malentendido con un señor de buena familia y la furcia a la que manoseaba. Tuvo otros altercados de menor importancia con señoritas de mayor alcurnia que se habían saldado, afortunadamente, con un par de golpes bien encajados en la mandíbula y su largo abrigo empapado. Así que tenía frío, y sueño, y hambre, pero aún sabía a donde tenía que dirigirse, nadie reprocharía nada a su honor a pesar de su mejorable aspecto. Las botas desgastadas pero con su suela intacta, los pantalones demasiado arrastrados por el suelo, la camisa manchada de vino, el pañuelo en torno a su cuello manchado de carmín, la barba descuidada y el cabello largo y revuelto, su piel pálida y macilenta decorada por la huella de nudillos ajenos, el sombrero inclinado hacia un lado e impregnado de barro. Esta era la guisa del contendiente cuando llegó al verde y fantasmagórico parque, hora crucial. No había conservado a ninguno de los padrinos que había reclutado entre copas y jarras durante la larga vela de armas.¿ - ¿Las armas del señor? – preguntó un pajarraco de mal agüero. A lo lejos el joven Conde de Algo realizaba estiramientos, espadín en mano, cortando un viento que no le había hecho nada. No parecía haber lugar para muchas esperanzas excepto por las negras nubes que anunciaban otra tormenta. - Tengo mi espada justo aquí – logró decir con voz ronca, mientras desprendía la vaina de caoba de su bastón de estoque, preciada reliquia familiar desde que él mismo lo sustrajera de joven al primogénito de alguna distinguida familia.Estiró brevemente los codos hacia atrás con un sonoro chasquido de articulaciones enmohecidas, enderezó el estoque hacia el joven y respondió al marcial saludo de este cerrando los ojos. Cuando los volvió a abrir la niebla hacía desaparecido de sus pupilas, ahora brillantes como el acero. Dirigiendo la vista hacia el cielo tomó aire. -¡Mira aquí, Marte! - Mil gotas de lluvia repicando contra el suelo respondieron a su voz temblorosa e imponente.Lo que sucedió después fué algo parecido a esto:
miércoles, 3 de diciembre de 2008
Es diciembre otra vez. Siempre es diciembre otra vez. He vuelto a perder los verbos.
Hay que comenzar de nuevo (esto puede suceder más de una vez) para que ciertas cosas cobren algún sentido. Yo tenía una cita contigo el domingo a las once, ya sabes que no aparecí a la hora. Lo que harías tú en el tiempo en que me esperabas no lo se, ni a donde fuiste luego, y no tuve tiempo de pensar en eso en los días siguientes, ya sabes, lo de mi perrito y todo lo demás. Tal vez Julian tenía razón, tal vez cualquier otra persona hubiera vuelto al parque a buscar a su perrito, pero yo tenía, no se como decirlo, tenía una sensación, un sentimiento de repulsa a volver al parque, buscar a mi perrito, no encontrarlo. Que el guarda me recordara y me detuviera por agresión y por abandonar un animal en el parque, no se como llamarlo, tenía, tengo, no se, tal vez sea sólo miedo. Quizás sea sólo eso.
Tal vez Julian también tenía razón en otra cosa: debería trabajar y no abandonar mi plan bajo ningún concepto. Necesitaba escribir el siguiente artículo. Claro que para situaciones así, momentos de bloqueo o desgana, tengo guardadas historias que en algún momento he decidido no utilizar, o bien pistas que he decidido no seguir y que pueden dar nueva luz a una historia vieja. A la redacción de la revista llegan a menudo cartas y correos electrónicos (más lo primero que lo segundo, a mis lectores les asusta la falta de privacidad en Internet) donde me hacen partícipe de locas teorías sobre algunos de los temas de los que he hablado, o incluso aportan nuevas pruebas, ideas para futuras investigaciones. Como he dicho la mayor parte de mis seguidores son unos estúpidos ignorantes o están locos, o una mezcla de ambas cosas y sus ideas son de los más sugerentes
Si rescataba alguna historia vieja iba a tener la excusa perfecta para no salir de casa hasta el jueves. Así que precisamente por eso escogí seguir una pista nueva, volvería a las calles, buscaría una nueva historia. Y a mi perrito.
Y también hay momentos como este. Cuando sin querer (o eso quieres creer) echas la vista hacia el pasado y te preguntas ¿de verdad ese era yo? ¿quiés es ese tío?- Miras al presente. La sensación de irrealidad no desaparece. Lo sorprendente, al fin, es que el tiempo no se detuvo. Y ahora estás en algún momento de tu devenir errabundo, con la sensación de que no deberías estar ahí. Que esta no es tu vida...
Lo contrario al apocalipisis, os presento este sencillo blog que acaba de iniciar mi buen amigo Goyo Graco, donde atenderemos a un diario de realidades paralelas de la mano de su alter-ego, Aldo Graco, un personaje peculiar. Se trata de un proyecto de novela blog (o algo así). Un servidor colabora también. Espero que lo visiteis y os guste.
Sólo eran las noches. Durante el día una extraña ensoñación lo teñía todo, la realidad se escapaba en destellos fugaces a penas captados por el rabillo del ojo, palabras pronunciadas con una voz que no era la mía, besos entregados con otros labios que no debían saber como los mios. Ni siquiera había espacio para el rechazo, para la tristeza: era una vida feliz, un vacío feliz decorado con pinceladas de tortura. A veces ese fino tejido se contraía o se estiraba demasiado, a veces podía intuír las arrugas y los desgarrones en mi alma. La mayor parte del tiempo lo pasaba con ganas de encerrarme sólo, a oscuras. Pero necesitaba el calor humano. Y además estaba ella, mi carcelera.
[...]
Cuando el Sol se ocultaba tenía que volver rápido a mi refugio, y ahí, en ese momento, cuando los ruidos de la calle y el humo que flotaba pesadamente eran mi única compañía despertaba a mi otra vida, la vida de la persecución temerosa, furibunda, la vida que desgastaba tratando de cazar una sombra agazapada en mi adormecida mente, y entonces, junto a la angustia y el dolor sentía también esa vibración en el pecho, al respirar, el latido de la vida, el gozo último de quien se sabe encerrado dentro de si mismo, cautivo en una trampa tendida por su propio instinto de supervivencia incontrolado. El pulso entre esa vida consciente y la otra anestesiada (aunque no sabría decir cual se corresponde con cual) terminaba con el sueño, que lejos de ser reparador la mayor parte de las veces dejaba en el aire de la mañana siguiente una interrogación aún más profunda. La sábana impregnada de sudor se adhiere a mi piel. Me levanto del colchón lleno de muelles sueltos y con paso resignado camino por las calles al amanecer de otro día de condena autoimpuesta, de la tortura de la puerta abierta que sólo viene a demostrar que aún confío en mi propia cobardía como mejor medida de seguridad para evitar una huída.
Wah... Esto es muy... bailongo... vaya pasada de tema, esto si que me ha sorprendido. Es Fank, o Funk, Funk, como decían... casi surrealista, minimalista, una base percusiva muy intensa... gracias por el temazo. Tenemos con nosotros al rey de la escena negra de Granaville, Mr. Wolverine aka. Isidoro. Gracias, Isidoro, pinchanos otra, por favor...Menudo pájaro, jajaja, no, que va, no es de familia adinerada ni nada, es que en Andalucía también se curra. Ahí empezó, poniendo copas..." La luz roja está encendida.
Yo estoy haciendo mis cosas. Embalar cajas puede ser más complicado de lo que parece, y muy poco gratificante. Estoy con la última, chorreando sudor (ya va siendo hora de que me corte un poco el pelo, y de que me duche, de paso), cuando se abre la puerta. El tipo que la cruza es un poco más alto que yo (no muy alto), lleva una fina camisa rosa pálido, tiene la tez morena y el pelo corto y revuelto cuidadosamente con gomina. Tendrá unos treinta y dos años. Me saluda con sonrisa de gato de Cheshire y voz melodiosa.
- Hola, buenas tardes. Soy Germán Díaz, de Idiomas Sonny & Cher. Ejtamos haciendo una prueba de como ejtá el nivél de inglés por el centro, porque la verdad ej que sabemos bajtante poco inglés, fíjate, en Ejpaña hay muy pocos bilingües. Sin embargo en paises como Portugal, cuatro de cada diez habitantes lo son. ¿Que tal tu nivel de inglés?
Yo aún estoy pensando en que la cinta de la última caja está demasiado tirante, tengo que darle un par de vueltas más para que no se abra por la presión. Chorreo sudor. La camisa rosa pálido del individuo es tan fina que se le trasparenta el abundante vello de su torso fofo. En el bolsillo lleva un paquete de Lucky Strike, un mechero, y un bolígrafo Pilot Ultra Grip azul.
"...Piezas muy abstractas, a penas tienen melodía. No tienen casi estribillos, ni melodías, ni solos. Es un groove muy hermético, muy surrealista, con una poderosa linea de bajo y como muy... percusiva, casi tribal...tribal...muy bueno, Isidoro, muy bien..."
- Bien, mi nivel de inglés, suficiente para lo que necesito... - Verás - me interrumpe sonriente - nuestro método es el método natural, como tu aprendiste español. A ti no te enseñaron primero la gramática, a ti te enseñaban una pelota y te decían "pelota". Por ejemplo.
Me mira mientras esboza una sonrisa maliciosa, como si estuviera en posesión de una gran verdad que estuviera a punto de revelarme secretamente. Saca el bolígrafo del bolsillo de la camisa y con un gesto a lo Tamariz lo deposita en la mesa.
- The ball pen is on the table.
Observo el bolígrafo sobre la mesa. Observo al tipo. Sonríe.
- ¿Que he dicho? - pregunta. -El bolígrafo... está sobre la mesa - contesto dubitativamente.
"Aquí lo tenéis, a Isidoro, que es coleccionista de los que comparten, no como otros, que no comparte nada, son como Gollum, "Lo tengo yo y tu no. Lo tengo yo y tu no" Hahaha..."
Sonríe. Coge el bolígrafo y con el mismo gesto mágico lo devuelve a su bolsillo.
-The ball pen is in my pocket.
Esta vez no me dejo sorprender.
- El bolígrafo está en tu bolsillo. - respondo rápidamente.
Le observo. El sudor gotea por mi frente. Detecto el sonido del cartón resbalando de la cinta que precariamente trata de sujetar las solapas. La sonrisa se ensancha, los párpados caen ligeramente. Y entonces lanza al aire la gran revelación.
- ¿Y como has sabido que era bolígrafo? ¿Bolígrafo no ha sido siempre pencill? ¡ Los has sabido porque lo estabas viendo! ¡ Ese es el método natural !
La caja se abre. No tengo tiempo para esto, le comento, y se marcha sonriente diciendo algo tremendamente interesante. No tengo tiempo para esto.
Esta es una de las historias verídicas que me han acontecido en las últimas semanas. Pensé que tendría tiempo de darlas una forma y escribirlas en el blog. Sigo sin internet en casa, confiaba que este mes en el que iba a estar solo en el trabajo me serviría para ponerme al día con mi blog. Pero no he tenido tiempo gracias a Germán Díaz y otros como él, que sólo hacen su trabajo o sólo pasan por este mundo. Pero a mi me roban mi tiempo. Que asco.
Es curioso que este ciclo de mes haya terminado con un funeral. No ha sido un funeral muy doloroso, aunque era una persona cercana, pero no estaba muy unido a él. De hecho, lo único doloroso ha sido ver sufrir a los que si que lo estaban, acompañar su dolor. Pero me pasé toda la tarde (fué por la tarde) con los ojos muy abiertos, en ese estado semialucinado en el que estoy a veces, cuando lo absorvo todo como si yo no estuviera realmente allí, como si lo estuviera viendo en una bola de cristal muy vívida, con olores, con tactos, con sensaciones térmicas. Y los sonidos. Las monedas repicando en las cestas en la iglesia justo durante la Eucaristía, justo mientras el sacerdote dice "Haced esto en conmemoración mía". El organista con cara de Popeye (un ojo cerrado y la boca torcida) inspirado con unos acordes del réquiem de Mozart mientras el sacerdote espera a que alguien conteste "Es justo y necesario". La anciana del coro que lucha por que su voz suene por encima de las de las demás cuando entona lo de "Santo, santo, santo es el Señor" (que yo siempre asocio al Help! de los Beatles por cosas de jesuitas). La gente del pueblo que nos mira de reojo y comenta "quienes serán estos". El anciano sacerdote que trabajosamente gira en torno al ataúd salpicándolo de agua bendita. Las voces de los "operarios" de la funeraria y el camposanto mientras descargan la caja en el fondo del panteón, la bolsa polvorienta que colocan al lado, el grito del operario que se pilla la mano al volver a colocar la losa que cierra el sepulcro... La mirada de alguien que debe ser pariente en algún sentido pero que no conozco y que no volveré a ver jamás (ya no quedan mas funerales posibles entre nuestras familias). Y alguien pregunta ¿Y que era esa bolsa? y alguien contesta son los restos de su esposa, estaba enterrada en tierra pero cuando levantaron el viejo cementerio los sacaron de la caja y los dejaron en esa bolsa y alguien responde pos no se, si era una bolsa mu pequeña, como de pan, no sé...
No tengo tiempo para esto.
P.D.: El texto en cursiva está sacado de la emisión del programa Satelitres, de Radio3, del pasado jueves 21 de agosto. Adaptado libremente sin anímo de nada.
viernes, 22 de agosto de 2008
sábado, 16 de agosto de 2008
Se me ha olvidado lo que tenía que decirte, me pasa todas las mañanas y por eso digo tan poco. Se me olvidan las palabras, pero a ti no te olvido, quiero decir, podría perfectamente parecer que así fuera, no te escribo, no te llamo, no te busco, ando perdido (me andas perdida), pero no olvides que te sueño y otras veces sólo te pienso, fugazmente, eso si, que no tengo tiempo para pararme a pensar demasiado, si hiciera eso saldría corriendo y llegaría tarde a todas partes, mas aún, mas tarde quiero decir. Pero tengo tantas cosas que contarte siempre, cosas que leo, cosas que veo, y te digo mira esta línea, mira lo que escribió aquí Bolaño, mira lo que escribió aquí Cortázar, mira que dibujo mas bueno, y se me ha ocurrido una idea (de esas que van al archivador, de las que olvido), te lo cuento sin que estés, sin que tu lo sepas y aún no hablo sólo pero casi, escuché alguna canción buena también. Se me han ocurrido unas vacaciones, que te parece, una habitación oscura, una selección de películas de vampiros de los años sesenta, algunas buenas y muchas muy malas y fumarnos algo para poder pasarlo, sería genial ¿no? es decir, lo haría yo sólo pero así no es tan divertido. Hoy he soñado que estaba en una especie de manicomio, pero no uno de esos lóbregos de las películas, nada del Asilo Arkham, un manicomio con habitaciones luminosas, internet gratis, sala de reuniones, poblado de gente interesante que pasa allí sus vacaciones y nadie parecía estar loco, sólo decíamos "vamos a ser incestuosos, para que la doctora consulte sus manuales de Freud y nos relacione con algún bonito mito griego", pero yo no tengo hermanas y sin embargo tu estabas ahí y lo eras, y decíamos "que bien estar por fin en un manicomio, como Kerouac, como Ginsberg y Burroughs, todos los beat pasaron una temporada por el psiquiátrico, era condición indispensable". Rimbaud y Varlaine se besaban en la boca en su habitación de París mientras Neal Cassidy recorría las carreteres de un extremo a otro dejando su huella en ninfas y efebos, y estaba ese otro, ese al que imagino gordo y con gorro de cazador, como Ignatius J. Reilly (¿sabías que en Nueva Orleans le han hecho una estatua a Ignatius? ¡con lo que el odiaba esa ciudad!), no me acuerdo de como se llamaba, al que Ginsberg conoció en el manicomio y que luego publicó a Burroughs, creo que era Carl Salomon, el mismo al que Ginsberg dedicó Howl . Todos los momentos son el mismo momento, pero no tengo tiempo, me tengo que marchar, tardaré en volver pero volveré a reclamar tu atención, tengo ganas de escucharte, también, de verte caminar.
Mientras tanto el azul palidece, se vuelve gris, gris plomizo, quiero nubes y quiero tener tiempo para marcharme y si acaso volver, o no, no se, tengo que pensarlo.
–¿Es la poesía necesariamente molesta, transgresora? –A las moscas les pica la luz, a las lagartijas las calienta. La Poesía es psilocibina ardiente. Cantar Sympathy for the Devil a la luz de la luna más hiena. Exactamente como dijera el poeta eléctrico Michael Bulteau: "Arrodillarse en la boca crispada de las hadas".M.S. Papasquiaro (1953 - 1998)
SAN JUAN DE LA CRUZ LE DA 1 AVENTÓN A NEAL CASSADY /EN LA FRONTERA ENTRE EL MITO & EL SUEÑO/
La carretera se pandea rumbo al centro de su propio incendio centrífugo
Tijuana se desvanece flotando bajo la mollera del ojo
Esquirlas de cabaret & colchón empujan la estela de duendes que preña la ilusión de este instante En el radio: Jim Morrison traga esporas crecidas
en la cicatriz del diluvio
Este puente mental va al volante Estrellado el afuera & adentro Verde mota la selva El destino rodando Todo ser & hasta en zancos escupe ovnis bordados con alas de las más locas luciérnagas Es de noche / & en carretera / & volando Los Doors con los dientes hacen realidad su voltaje El cuerpo del alma se baña en el viaje El centro se curva La curva es salvaje La carretera es Dios mismo Cada ganglio / cada trozo resbala: se esfuma El pie va braceando La mente desyerba la euforia del eco.
M.S. Papasquiaro (Ulises Lima en "Los Detectives Salvajes", de Roberto Bolaño)
"There must be some way out of here," said the joker to the thief, "There's too much confusion, I can't get no relief. Businessmen, they drink my wine, plowmen dig my earth, None of them along the line know what any of it is worth."
"No reason to get excited," the thief, he kindly spoke, "There are many here among us who feel that life is but a joke. But you and I, we've been through that, and this is not our fate, So let us not talk falsely now, the hour is getting late."
All along the watchtower, princes kept the view While all the women came and went, barefoot servants, too.
Outside in the distance a wildcat did growl, Two riders were approaching, the wind began to howl.
Últimamente siento una extraña fascinación por los insectos que vuelan hacia la luz. Es mas que un recurso poético trillado, es un imperativo vital y me encanta verlos volar con toda esa curiosidad diminuta y esforzarse tanto por intentar sobrepasar todas las barreras, contactar con el hiriente brillo que arrebata sus almas de insecto. A veces quisiera ser bicho, o lagartija.
Aprovecho el post para señalar:
Zebra Kidney es la clave para descubrir la Zanobrá, la megaconspiración religiosa que trata de controlar nuestras mentes mediante códigos subliminales escritos en sánscirto y niños en polvo de diversas nacionalidades mezclados con el café.
Los Espejos de la Paranoia son mecanismos de defensa que te atrapan si no consumes con frecuencia alimentos de gran contenido protéico.
Como una polilla atraída por la parpadeante luz blanca y sucia de un fluorescente (que a su vez emite un zumbido pseudoentómico), aleteando con asomo de duda hacia una perdición incierta, y ese es el camino que tomé tantas veces, que aún sigo en ocasiones, sin remisión ni ganas de ser rescatado; no es por amor al abismo, ni es por obsesión adolescente (nunca adolecí de eso, aunque si de muchas otras cosas), sólo es por el hechizo de la aventura, la insinuación de futuras historias, una bruma gris al amanecer o un destello verdoso en el ocaso, que se yo. Sólo es el despreocupado anhelo de no negarme cualquier deseo que, a priori, parezca improbable o al menos poco posible, esto es, amarte sin conocerte nunca, sin llegar a saber jamás quien eres o donde te escondes, o desde donde me llamas: De nuevo me basta con poder inventar tu nombre.
O Superman. O judge. O Mom and Dad. Mom and Dad. O Superman. O judge. O Mom and Dad. Mom and Dad. Hi. I'm not home right now. But if you want to leave a message, just start talking at the sound of the tone. Hello? This is your Mother. Are you there? Are you coming home? Hello? Is anybody home? Well, you don't know me, but I know you. And I've got a message to give to you. Here come the planes. So you better get ready. Ready to go. You can come as you are, but pay as you go. Pay as you go.
And I said: OK. Who is this really? And the voice said: This is the hand, the hand that takes. This is the hand, the hand that takes. This is the hand, the hand that takes. Here come the planes. They're American planes. Made in America. Smoking or non-smoking? And the voice said: Neither snow nor rain nor gloom of night shall stay these couriers from the swift completion of their appointed rounds.
'Cause when love is gone, there's always justice. And when justive is gone, there's always force. And when force is gone, there's always Mom. Hi Mom!
So hold me, Mom, in your long arms. So hold me, Mom, in your long arms. In your automatic arms. Your electronic arms. In your arms. So hold me, Mom, in your long arms. Your petrochemical arms. Your military arms. In your electronic arms.
Para aquellos que han reparado en mi prolongada ausencia va este aviso: LLEVO MÁS DE UN MES SIN INTERNET (NI TELÉFONO FIJO). ESPERO QUE ESTA SITUACIÓN NO SE DILATE MUCHO MÁS EN EL TIEMPO. Prometo volver y con muchas novedades, estoy muy contento y también de muy mala hostia, así que habrá para todos. Un saludo a todos y hasta pronto.
Foto: Flying Lessons, de Robert ParkeHarrison. Corríjanme.
Que se apaguen todas las luces. Ahora solo estamos nosotros y la carretera, nosotros y las calles pobladas y desiertas en las que vamos a soñar viviendo. Olvida las matemáticas, la paz está en la poesía, en la música, el dulce alcohol bajando por mi garganta, mis dedos acariciando tu cuello y si, ya sabemos que el humo es hermoso, ya sabemos que el humo también quiere acariciarnos, pero sólo un rato: dejemos que el aire se mantenga tal como estaba cuando llegamos, que ni una nube turbe esta vez la clara sensación de asombroso descubrimiento. Que nada huela nada más que a nada, que nada turbe la percepción de este instante único como todos, pero dilatado y contraído en el tiempo - una arruga ahora bella, los cimientos de ruinas nuevas-, eleva el rostro y atraviesa el techo, tu, viajero espacial, tu, cosmonauta, orbitando en tu vehículo de dimensiones planetarias. Colgados de la nada en mitad del Universo ahora despega los pies flota y juega con los pavos reales, chapotea en los charcos, sumérjete en la niebla, sonríe otra vez y déjame reflejarme en tu boca no en tus ojos me observan y yo estoy en ellos pero quisiera no verme esta vez a mi mismo, quisiera que esta vez el espejo de la musa me mostrara de verdad su alma, y poder recostarme un rato en sus recovecos, y solo verte a ti, otra vez, esta vez....
Las mismas palabras. Los mismos sonidos. Naranja. Azul. Verde fluorescente. Morado metalizado. Rojo, Azul. Las mismas palabras, neones, ruido, Luna, sueño, espiral, humo. Palabras nuevas. Disfuncionalidad. Sesgo congnitivo. No es fácil, ya vienen a por mi y esta vez no me dejarán salir impune, corre calle abajo, llega hasta el puerto, el olor a pescado podrido el fuel se refleja en el agua y la hace mas hermosa mientras la mata, las gruas, ya vienen...sube calle arriba y detente frente a esa tienda, reconoce en su rostro a tu madre y tu un joven campesino medieval del condado de... algo que acabe en ssex o en shire. El camino sigue.
Cuando por fin estés en lo mas alto - de la calle, del Todo - no te detengas ni un instante, la luz de su ventana está encendida, da las buenas noches al recepcionista, sube - esta vez sí es hacia arriba - llama dos veces. Espera. Sándalo y agua de rosas. Ya estás dentro y ahora sabes que has olvidado llevar un ramo de lirios - no es día para otra flor - pero sobre la mesilla se desmaya en un vaso olvidado un tulipán amarillo bañado en ron de las Indias. Haz tu reverencia (¿ya nadie recuerda como se hace? Bras bas, segunda, demí-plie, tercera, cuarta) y espera a que la música suene por si misma, o mejor abre la ventana, pide una tarta de nata y con un acebo haz girar el disco. Esta vez no sonará Chloè, sino que escuchas la blusa deslizándose de sus hombros y tu no puedes esperar. Te giras. Desaparece.
¿Cuando terminará todo esto? Escribe una carta a tu alma futura y no tendrás respuesta. Hay cosas que cortan como cuchillas y sirven para jugar. Está Marcel Proust muy enfermo y ojeroso. Está Hemingway con cara de palurdo imberbe, el bigote agranda su rostro en lugar de menguarlo. Detente en los emporios de Fenicia y deléitate con toda clase de perfumes voluptuosos, pero que sólo sean los del rastro que el cazador persigue hasta un lejano cementerio de árboles apilados en forma de casa donde por fin la encuentras de nuevo, tendida, sobre la cama. Y solo un rayo de Sol atraviesa la ventana, y solo un dedo ígneo recorre su cuerpo desnudo, improbable número de días sin comenzar a dejar de verla desnuda ves como se detiene donde más te gustaba hacerlo a ti, sobre el delicado hueso de la cadera, sobre la sugerente clavícula y ella goza mirando al cielo con los ojos cerrados y su boca entreabierta nunca había estado tan roja. Como la sangre. Estás sangrando. Te dije que no golpearas a las paredes.
Existe, claro, otra vertiente, la lúdica, que pasa por vivir intensamente los momentos queriendo hacer tuyo el presente. Pero. Es. Tan. Breve. ¿Has visto una puerta negra? No es negra. No es una puerta. Es el espacio vacío que queda bajo un dintel y dos soportes. Rocas. Arena. Playa. Comienza el espectáculo. Termina el espectáculo. "¡Ha sido genial!" "¡Ha sido la hostia!" "¿oye, cual han tocado la segunda?" Como vas a recordarlo. Peleabas con la jauría y ahora vienen a por tí, esta vez te han encontrado. Había un lugar para ir en estos casos, había una clave. Encuentras la pared blanca y gris, la cañería el bajante los ladrillos, los cables y la escalera. Hacia arriba. La luz de su habitación está encendida, ella te esconderá en su regazo, todo va a salir bien. Todo va a salir. Bien. Salir. Bien. Sal. Ahora.
¿Cual sería, en fin, la conclusión? Poco se puede hacer con tan torpe devaneo, vigila tu espalda, trata de encontrar los momentos de RESPIRAR. Escóndete del Sol, pero no demasiado. Vigila tu cartera y tu halitosis. No tosas. Que no cunda el pánico, y detén los espejos, y detén los relojes de arena en las pupilas. No pactes con más de dos diablos, y sólo si tienes la baraja mágica y el silbido de rubí.
Mientras, ella se aleja caminando con descaro, su vestido azul azotado por el viento, sus zapatos sobre el hombro, el polvo se enreda en sus tobillos pero ella no tropieza, se detiene una furgoneta blanca. Sube. Y tu te quedas sólo en el atardecer rojo, señor de los lagartos, sentado en una roca.
Para finalizar te diré que este viaje es nada más que el principio. Una carretera negra con franjas amarillas, perdida y plagada de cambios de rasante se extiende ante tí. Tu sabrás si eres o no el fugitivo. A los demás lo único que nos importa es que mañana haya otro capítulo.
Foto: Flying Lessons, de Robert ParkeHarrison. Corríjanme.
Que se apaguen todas las luces. Ahora solo estamos nosotros y la carretera, nosotros y las calles pobladas y desiertas en las que vamos a soñar viviendo. Olvida las matemáticas, la paz está en la poesía, en la música, el dulce alcohol bajando por mi garganta, mis dedos acariciando tu cuello y si, ya sabemos que el humo es hermoso, ya sabemos que el humo también quiere acariciarnos, pero sólo un rato: dejemos que el aire se mantenga tal como estaba cuando llegamos, que ni una nube turbe esta vez la clara sensación de asombroso descubrimiento. Que nada huela nada más que a nada, que nada turbe la percepción de este instante único como todos, pero dilatado y contraído en el tiempo - una arruga ahora bella, los cimientos de ruinas nuevas-, eleva el rostro y atraviesa el techo, tu, viajero espacial, tu, cosmonauta, orbitando en tu vehículo de dimensiones planetarias. Colgados de la nada en mitad del Universo ahora despega los pies flota y juega con los pavos reales, chapotea en los charcos, sumérjete en la niebla, sonríe otra vez y déjame reflejarme en tu boca no en tus ojos me observan y yo estoy en ellos pero quisiera no verme esta vez a mi mismo, quisiera que esta vez el espejo de la musa me mostrara de verdad su alma, y poder recostarme un rato en sus recovecos, y solo verte a ti, otra vez, esta vez....Las mismas palabras. Los mismos sonidos. Naranja. Azul. Verde fluorescente. Morado metalizado. Rojo, Azul. Las mismas palabras, neones, ruido, Luna, sueño, espiral, humo. Palabras nuevas. Disfuncionalidad. Sesgo congnitivo. No es fácil, ya vienen a por mi y esta vez no me dejarán salir impune, corre calle abajo, llega hasta el puerto, el olor a pescado podrido el fuel se refleja en el agua y la hace mas hermosa mientras la mata, las gruas, ya vienen...sube calle arriba y detente frente a esa tienda, reconoce en su rostro a tu madre y tu un joven campesino medieval del condado de... algo que acabe en ssex o en shire. El camino sigue. Cuando por fin estés en lo mas alto - de la calle, del Todo - no te detengas ni un instante, la luz de su ventana está encendida, da las buenas noches al recepcionista, sube - esta vez sí es hacia arriba - llama dos veces. Espera. Sándalo y agua de rosas. Ya estás dentro y ahora sabes que has olvidado llevar un ramo de lirios - no es día para otra flor - pero sobre la mesilla se desmaya en un vaso olvidado un tulipán amarillo bañado en ron de las Indias. Haz tu reverencia (¿ya nadie recuerda como se hace? Bras bas, segunda, demí-plie, tercera, cuarta) y espera a que la música suene por si misma, o mejor abre la ventana, pide una tarta de nata y con un acebo haz girar el disco. Esta vez no sonará Chloè, sino que escuchas la blusa deslizándose de sus hombros y tu no puedes esperar. Te giras. Desaparece. ¿Cuando terminará todo esto? Escribe una carta a tu alma futura y no tendrás respuesta. Hay cosas que cortan como cuchillas y sirven para jugar. Está Marcel Proust muy enfermo y ojeroso. Está Hemingway con cara de palurdo imberbe, el bigote agranda su rostro en lugar de menguarlo. Detente en los emporios de Fenicia y deléitate con toda clase de perfumes voluptuosos, pero que sólo sean los del rastro que el cazador persigue hasta un lejano cementerio de árboles apilados en forma de casa donde por fin la encuentras de nuevo, tendida, sobre la cama. Y solo un rayo de Sol atraviesa la ventana, y solo un dedo ígneo recorre su cuerpo desnudo, improbable número de días sin comenzar a dejar de verla desnuda ves como se detiene donde más te gustaba hacerlo a ti, sobre el delicado hueso de la cadera, sobre la sugerente clavícula y ella goza mirando al cielo con los ojos cerrados y su boca entreabierta nunca había estado tan roja. Como la sangre. Estás sangrando. Te dije que no golpearas a las paredes.Existe, claro, otra vertiente, la lúdica, que pasa por vivir intensamente los momentos queriendo hacer tuyo el presente. Pero. Es. Tan. Breve. ¿Has visto una puerta negra? No es negra. No es una puerta. Es el espacio vacío que queda bajo un dintel y dos soportes. Rocas. Arena. Playa. Comienza el espectáculo. Termina el espectáculo. "¡Ha sido genial!" "¡Ha sido la hostia!" "¿oye, cual han tocado la segunda?" Como vas a recordarlo. Peleabas con la jauría y ahora vienen a por tí, esta vez te han encontrado. Había un lugar para ir en estos casos, había una clave. Encuentras la pared blanca y gris, la cañería el bajante los ladrillos, los cables y la escalera. Hacia arriba. La luz de su habitación está encendida, ella te esconderá en su regazo, todo va a salir bien. Todo va a salir. Bien. Salir. Bien. Sal. Ahora.¿Cual sería, en fin, la conclusión? Poco se puede hacer con tan torpe devaneo, vigila tu espalda, trata de encontrar los momentos de RESPIRAR. Escóndete del Sol, pero no demasiado. Vigila tu cartera y tu halitosis. No tosas. Que no cunda el pánico, y detén los espejos, y detén los relojes de arena en las pupilas. No pactes con más de dos diablos, y sólo si tienes la baraja mágica y el silbido de rubí. Mientras, ella se aleja caminando con descaro, su vestido azul azotado por el viento, sus zapatos sobre el hombro, el polvo se enreda en sus tobillos pero ella no tropieza, se detiene una furgoneta blanca. Sube. Y tu te quedas sólo en el atardecer rojo, señor de los lagartos.Para finalizar te diré que este viaje es nada más que el principio. Una carretera negra con franjas amarillas, perdida y plagada de cambios de rasante se extiende ante tí. Tu sabrás si eres o no el fugitivo. A los demás lo único que nos importa es que mañana haya otro capítulo.
"No sonreímos por quién es el que mejor baila: nos asombra, nos fascina. Sonreímos por quien baila con gracia, con ternura...aunque no sepa bailar."
T. Comtes
:)
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Luz.
No existe sombra sin luz. La sombra somos nosotros, raptando esos rayos de Sol, o su reflejo en la Luna, arrebatándoselos a su puntual destino, interrumpiendo con nuestro libre albedrío los ciclos estáticos de lo no humano. Y nuestro don es fluir. Seres luminosos por reflejar el resplandor de la estrella bién situada que nos fecundó; somos igual estrellas combustiendo a muy bajo rendimiento. Nuestro don es estallar, hacer estallar nuestro cosmos, millones de estrellas convergiendo, alejándose, sin más patrón que la espiral que es todo desde el momento en que dos refulgen y convergen. Somos dos estrellas que se persiguen y que jamás deben encontrarse, que viajan paralelas o se alejan y entrecruzan. La luz es una extensión de nosotros mismos. La luz está viva. Y el suelo es una extensión de nosotros, cuando nos permite entrar en contacto con la tierra, y el aire es una extensión de nosotros mismos, cuando nos traee de lejos ecos de rumores, voces, cantos, risas y el aroma replicante. Persígueme siempre y no te encuentres jamás conmigo. Yo jugaré a que te persigo, y evitaré rozarte. Así seremos siempre espiral, y luz, destello, y sombra.
viernes, 8 de febrero de 2008
Tus besos saben como debe saber la vida bebida en una copa de boca
Whereas, breakbeats have been the missing link connecting the diasporic community to its drum woven past. Whereas the quantised drum has allowed the whirling mathematicians to calculate the ever changing distance between rock and stardom. Whereas the velocity of the spinning vinyl, cross-faded, spun backwards, and re-released at the same given moment of recorded history, yet at a different moment in time's continuum has allowed history to catch up with the present.
We do hereby declare reality unkempt by the changing standards of dialogue. Statements, such as, "keep it real", especially when punctuating or anticipating modes of ultra-violence inflicted psychologically or physically or depicting an unchanging rule of events will hence forth be seen as retro-active and not representative of the individually determined is.
Furthermore, as determined by the collective consciousness of this state of being and the lessened distance between thought patterns and their secular manifestations, the role of men as listening receptacles is to be increased by a number no less than 70 percent of the current enlisted as vocal aggressors.
Motherfuckers better realize, now is the time to self-actualize. We have found evidence that hip hops standard 85 rpm when increased by a number as least half the rate of it's standard or decreased at ¾ of it's speed may be a determining factor in heightening consciousness.
Studies show that when a given norm is changed in the face of the unchanging, the remaining contradictions will parallel the truth. Equate rhyme with reason, sun with season!
Our cyclical relationship to phenomenon has encouraged scholars to erase the centers of periods, thus symbolizing the non-linear character of cause and effect reject mediocrity!
Your current frequencies of understanding outweigh that which as been given for you to understand. The current standard is the equivalent of an adolescent restricted to the diet of an infant. The rapidly changing body would acquire dysfunctional and deformative symptoms and could not properly mature on a diet of apple sauce and crushed pears light years are interchangeable with years of living in darkness. The role of darkness is not to be seen as, or equated with, ignorance, but with the unknown, and the mysteries of the unseen.
Thus, in the name of: Robeson, God's son, Hurston, Ahkenaton, Hathsheput, Blackfoot, Helen, Lennon, Khalo, Kali, The Three Marias, Tara, Lilithe, Lourde, Whitman, Baldwin, Ginsberg, Kaufman, Lumumba, Ghandi, Gibran, Shabazz, Siddhartha, Medusa, Guevara, Guardsieff, Rand, Wright, Banneker, Tubman, Hamer, Holiday, Davis, Coltrane, Morrison, Joplin, Dubois, Clarke, Shakespeare, Rachmninov, Ellington, Carter, Gaye, Hathoway, Hendrix, Kutl, Dickerson, Ripperton, Mary, Isis, Theresa, Plath, Rumi, Fellini, Michaux, Nostradamus, Nefertiti, La Rock, Shiva, Ganesha, Yemaja, Oshun, Obatala, Ogun, Kennedy, King, four little girls, Hiroshima, Nagasaki, Keller, Biko, Perone, Marley, Cosby, Shakur, Those Still Aflamed, and the countless unnamed!
We claim the present as the pre-sent, as the hereafter. We are unraveling our navels so that we may ingest the sun. We are not afraid of the darkness, we trust that the moon shall guide us. We are determining the future at this very moment. We now know that the heart is the philosophers' stone. Our music is our alchemy!
We stand as the manifested equivalent of 3 buckets of water and a hand full of minerals, thus realizing that those very buckets turned upside down supply the percussion factor of forever. If you must count to keep the beat then count. Find you mantra and awaken your subconscious. Curve you circles counterclockwise. Use your cipher to decipher, Coded Language, man made laws. Climb waterfalls and trees, commune with nature, snakes and bees. Let your children name themselves and claim themselves as the new day for today we are determined to be the channelers of these changing frequencies into songs, paintings, writings, dance, drama, photography, carpentry, crafts, love, and love.
We enlist every instrument: Acoustic, electronic. Every so-called race, gender, and sexual preference. Every per-son as beings of sound to acknowledge their responsibility to uplift the consciousness of the entire fucking World.
Any utterance will be un-aimed, will be disclaimed - two rappers slain! Any utterance will be un-aimed, will be disclaimed - two rappers slain!
Más allá de la Noche sólo está esto: Que las palabras nazcan, que las palabras dancen, que juntas sean nuevo cielo, nuevo viento, y el Mundo sea nuestro fuera de este mundo.
Piensa, por ejemplo, que con mucho menos que un gramo de grafito o de tinta que provenga de tí yo siembro un árbol de ramas negras y retorcidas, de corteza salomónica que se envuelve en si misma, y elevándose hasta recibir el calor de una estrella perdida, acariciando el cielo y respirando poco más que breves pensamientos, acumula en su torsión toda la energía necesaria para que, como un resorte, haga girar un planeta detenido, muerto, negro blanco rojo... Si pruebas sus frutos serás sabio y loco. Si tocas sus hojas mil rumores acudirán a tu mente susrrando mil secretos que aún no han de ser revelados.
Mueves tus dedos conjurando cinco o seis versos, tres o cuatro líneas, y encierras para siempre un pedazo de eternidad en un prisma perfecto, y con ese fragmento yo puedo invocar eternidades nuevas, y tú - sólo tú - puedes venir a mi, destruír ese Universo nonato y de sus fragmentos dispersos hacer brotar una flor de cristal, un torrente de acero, la suave brisa de una noche de verano...
Dicen que no cabemos en este mundo y sin embargo yo deseo salir de una maldita vez de mi habitación y buscarte entre el sudor rancio y las oleadas de sabios que se lanzan como idiotas para hundirse hasta el cuello en su Ganges. Carteles anuncian "Tienemos Tieléfono" y me deslumbran las luces de la calle, llueve y sin embargo no es demasiado viento, no es suficiente, la mayor se despliega y se hincha pero el océano de asfalto y brea me ata los pies y no hay estrellas a las que volar. Quiero más, quiero más humo, quiero hojas volando, quiero noche, quiero tenerte aquí ahora poseerte y después llevarte en brazos hacia un amanecer caliente con sabor a tarde y murciélagos volando bajo. ¿He dicho ya que hace calor? Llega y pasa verano septentrional.
Foto: James Dean, el detective que nunca lo fué, y Lauren Bacall, la Rachael que no pudo ser. Photoshop y paint.
Tanto tiempo sin encontrar. Llueven palabras en torno a mi, el sonido insistente del teléfono marcando una y otra vez. Una y otra vez. Lo mismo una y otra vez.
Te sientas detrás de mi, hablas como todos, sin parar, pero no puedo escucharte. Sólo en las breves pausas, cuando te vuelves hacia tus compañeras.
Ahora ya no estamos ahí.
No fumas. Deberían hacerse cigarros para mujeres como tú, inocuos, libres de todo el mal que el humo puede hacer, balsámicos, con sabores afrutados, fruta natural aspirada con todos sus efectos beneficiosos. Una mujer como tú debería fumar. Eres, sin embargo, tan dulce. Yo siempre pensé que una mujer nunca podría ser demasiado dulce. Las mujeres tan dulces como tu deberían poder jugar a ser malvadas y fumar, como Rachael en el despacho de Tyrell, especialmente si tienen un cabello como el tuyo. Sonríes y me miras con ternura, yo desvío mi mirada y torpe me encuentro con tu escote, quisiera detenerme (las mujeres dulces que no fuman nunca deberían llevar escote; de ese modo los hombres como yo no anhelarían que fumasen y jugaran a ser malvadas para poder observarlas con el mismo pudor pero sin cargo de conciencia). Tu mirada es franca y abierta. Si entrecerraras los ojos al aspirar el humo del cigarro, si malvada humedecieras tus labios de forma impercepible al separarlo de tu boca entonces sí podríamos hablar de arte prerrafaelista o del simbolismo de los poetas malditos parisinos. Malditos poetas.
Tienes una cerveza delante de tí. Una mujer fatal nunca bebería una cerveza, tomaría una copa de algo fuerte, o que pareciera fuerte, con dos hielos casi cúbicos y otro prácticamente deshecho por gracia del calor de su boca. Su mirada resplandecería en la sombra de un oscuro recoveco y yo sonreiría pícaro y te daría fuego con un mechero dorado, o tal vez encendería una cerilla con la uña del dedo pulgar.
Un hombre como yo debería tener los púmulos prominentes y bien definidos, sus ojos que ocultan cartas deberían brillar tras una rendija de los párpados. La cara marcada por viejas peleas de cuando aún jugaba con los chicos del barrio. Un veterano de 26 años con cara de joven de poco más de cuarenta, casi bien afeitado, tal vez de la noche anterior, lo justo para que el rostro no pareciera lampiño. La mandíbula bien definida rematada con un hoyuelo, cuello fuerte y nuez prominente. El cabello corto y cuidadosamente peinado hacia atrás, excepto un mechón distraído que jugara a caerse sobre su frente.
Los comentarios ingeniosos van destinados a apreciar tu sonrisa sarcástica mientras liberas el humo, te ocultas entre una nube, la luz de los focos se refracta y cubre tu rostro. Hueles a limón y jengibre. Yo huelo a sándalo de anteayer.
Pestañeo. No se donde acaba el humo y donde comienzas tú.
Foto: Solar en construcción. Esquina de la calle Nicasio Pérez con la Plaza de San Juan. Valladolid.
En la negra y suave noche de mi cautiverio, dejé volar hasta ti mis pensamientos una vez más. Nunca te perderás si no tienes un lugar al que ir, no te perderás si no hay un destino confuso que te espere delante. Siempre hay destino, me dirías, con sonrisa irónica, y yo te diría no mi amor, no mi vida no hay un destino, no existe este destino, ha sido desechado, habrá otros, pero no el destino que nos prometíamos antes, no el destino que el amor nos debía. Como tantas veces he encontrado triste consuelo en el fondo de un vaso y en el humo de un cigarro cargado de la materia de la que se fabrican los sueños, la verdadera materia, abramos las puertas de la percepción una vez más a ver que sucede.
Sin embargo hay cosas que nunca te dije, he dicho tanto, pero tantas cosas equivocadas, nubladas por la ira los celos el alcohol que no eran verdad, que no eran yo, y tantas cosas reales, serenas, quedaron en el aire. Ahora estoy sereno y ebrio, ebrio de tristeza y sereno de rabia, cargado solo con el peso del espacio que dejaste en mi alma, espacio que no reclamarás, espacio que quedará desocupado, espacio especulado, invertido sin temor a obtener pérdidas y ahora lleno de nada, solo ruina y huecos y paredes desnudas. Me recuerda a esos edificios derruidos que te encuentras por la ciudad, el progreso, el tiempo, todo avanza, todo cambia, y donde antes vivió alguien ahora solo queda un solar siniestro y una pared fantasma, puedes ver los azulejos y decir “ahí estaba la cocina” puedes ver aún un espejo en lo que fue el baño, puedes ver el papel de las paredes arrancado a tiras y la huella de una escalera que ya no existe, que ya no sube ni baja a ningún sitio. Cuando voy por la calle y veo esas tristes ruinas, las fotografío y pienso quién corrió por los pasillos que han quedado sepultados bajo los escombros, quién amó entre esas paredes, quién sufrió quién lloró y qué se veía desde esa ventana, como cuando visitas Pompeya y ves los hornos con sus panes y piensas alguien amasó ese pan, como hacía todos los días, desde hace tantos años, sin saber que esos serían los últimos que saldrían de sus manos. Los vestigios del pasado que quedan sepultados por una catástrofe natural llamada tiempo, espera, detente a pensarlo, no hay tiempo, no se puede aferrar, no se puede detener, solo se puede contar, contar incesantemente, siempre hacia delante.
Voy a decirte algo que quedó soterrado en el olvido. Una noche sopesaba el dolor y el gozo y encontré el gozo demasiado doloroso por la consciencia del futuro. Es un mecanismo contra natura, en contra de la propia supervivencia, en contra del propio interés de la especie, el prohibirse disfrutar de la felicidad temiendo por el dolor venidero, de esa forma duele dos veces, cuando lo prevés y cuando de hecho lo vives. Pero no era esto lo que quería decir. Tu estabas apoyada en un radiador del luminoso edificio en el que trabajabas y yo estaba ahí también, no se por qué, no te conocía, no te buscaba, de hecho ni siquiera te había encontrado aún. Solo eras la mujer de cabello rubio y piel blanca como el mármol y ojos azules como el Universo que solía apoyarse en ese radiador a fumar un cigarrillo melancólico. Y yo, feliz en mi ignorancia, pensaba, que lástima, que chica tan triste, si tan siquiera pudiera iluminar su rostro con la luz de mi felicidad, como puede haber gente triste en el mundo si la vida es tan hermosa, si el simple hecho de vivir es en sí un milagro maravilloso, si solo tenemos una vida y está llena de colores de sabores de futuro y de ilusión. Nuestras miradas se cruzaron en el aire, la mía arrojando todos esos pensamientos gozosos y la tuya cargada de infinita tristeza y de sueños rotos y de desengaño y de cicatrices y entonces pensé ella debe creer que soy un idiota, con mi sonrisa de idiota, con mi infantil alegría, cielos que rumor de mar sereno en su eterna beatitud, en su incesante batir de olas y vueltas y remolinos y horadar tierra, golpear roca, una vez, otra, otra, desde siempre hasta el final.
Fue entonces cuando comencé a pensar en la felicidad como freno de una búsqueda que debería ser infinita, no, es demasiado fácil darse por satisfecho cuando aún no has vivido, no has vivido nada, demasiado joven, demasiado estúpido, demasiado estático. Rápidamente rechacé esas ideas sombrías y me maldije a mi mismo por ser tan voluble y tan influenciable cuando mediaban miradas como la tuya.
Y cuando te conocí y recordé tu mirada triste y por un momento creí verla iluminarse con la brillante veta de la felicidad, entonces sonreí hacia mis adentros, tenía razón, tenía razón, la felicidad se alcanza y puede transmitirse, y es buena, y no hay motivo para renegar de ella, tan sólo se está más o menos cerca de ella, se la añora mas o menos o trae mas o menos recuerdos dolorosos. Pero, como había predicho en ese momento de iluminación que tu me brindaste, me apagué, me volví cómodo, dejé de buscar, para qué buscar si ya te había encontrado, y te amaba y nos amábamos y así sería para siempre, cuando de pronto como el panadero de Pompeya caí de bruces contra la realidad de que solo somos pequeños segmentos de tiempo que nada permanece y que todo cambia, que vivimos sobre un volcán y podemos llegar a ser tan idiotas de vanagloriarnos de que precisamente ese accidente geográfico es lo que me permite tener agua caliente y que mis tierras sean fértiles, y al día siguiente estalla, y mis tierras, y yo estallo, y tu explotas y te marchas y ya solo soy ceniza y polvo o menos aún, el hueco que mi cuerpo deja cuando la lava se solidifica y yo desaparezco pero mi hueco sigue estando allí a la espera de que alguien lo encuentre y lo rellene con escayola y haga una estatua para que todo el mundo pueda ver donde morí y en que ridícula posición quedé diciendo Dios mío, mi horno mis panes, y este mediodía nadie comerá pan y para esto tanto tiempo preocupándome por cultivar el trigo y molerlo y transformarlo en harina y adquirir la levadura y amasar con agua y sal, y leña al fuego, y dejar que cueza y vigilarlo atentamente y esperar a que suba y dejar que fermente. Cuantos segundos consumidos. Un zorro que daba consejos de jardinería dijo una vez “el tiempo que dedicas a tu rosa hace que tu rosa sea importante”. El pobre animal se equivocaba, cuidado vienen los jinetes y sus sabuesos, vete corriendo y deja de decir bobadas y de dedicarme tiempo a mi o acabarás en forma de estola decorando el cuello de una gorda paleta. El tiempo dedicado solo es una colección de flashes, de instantáneas insípidas que no reflejan nada y que se acumulan como el polvo en los estantes o como las entradas de cine, para que las mires y veas la fecha y la película y recuerdes si la viste con esta o aquella persona, y si te gustó y la anécdota del día o qué llevaba ella puesto o como vestías tú o si en la oscuridad rozaste su mano o ella juntaba su rodilla a la tuya, o lo peor, lo peor de todo, encontrarte con esa entrada y no recordar que película es esa “yo no la he visto” y piensas y no das con ello y entonces buscas y recuerdas vagamente, pero no sabes por qué irías a ver esa mierda de película, si no es de tu estilo, ni siquiera era del suyo, por qué iríais a ver esa y no otra, tal vez no hubiera otra, tal vez llegarais tarde a la que queríais ver realmente y decidisteis probar suerte, no lo sabes, no sabes si intercambiasteis miradas cómplices horrorizados por ese muermo que desfilaba ante vuestros ojos o no pudisteis reprimir una risa casi de vergüenza ajena y el de la butaca contigua os miraba amenazadoramente y los dos poníamos cara de niños buenos y reíamos aún mas, conteniendo la carcajada y entonces yo te hacía cosquillas en la pierna para que estallaras y tu te ponías roja y decías entre risas “para”. Horrorizado comprendes que el tiempo dedicado no le hace importante, lo importante es disfrutar de cada segundo de ese tiempo antes de que se quede en polvo escombros y no haya nada ya que vivir y los recuerdos no son nada, no significan nada, y no se acumulan, solo son trazos vagos que te han llevado a este momento, al momento de las siluetas y los marcos de cuadros colgando de la ruina desnuda, a la vista de todo viandante, sólo otra casa derrumbada, no se, ¿tu sabes lo que van a hacer en ese solar? Probablemente otro supermercado o un bloque de apartamentos caros con garaje y trastero.
Se ha ido. Debería estar triste y sentirme desamparado, pero para mi hace ya mucho que te fuiste. Tiempo hace ya que desistí de intentar hacerte ver que no quería vivir según tus reglas. Era o eso o nada. Y no tuve el valor de tirarme el farol de elegir la nada. Te has ido. Debería lamentarme por tu partida, como tantos, o alegrarme por tu felicidad, como algunos. En realidad, protector, sólo deseo que esta vez el castillo de naipes eche raíces bien hondas y no se desmorone sobre tu cabeza y no me vuelva a ver tratando inútilmente de ayudarte a recomponer los pedazos de los sueños que tuviste. Que el sueño sea real ahora para ti, ese es mi deseo y en ello confío la voluntad y la palabra. Te has ido, no me sorprende. Te has ido ya tantas veces que ya hace tiempo que no se donde encontrarte y cuando te apareces frente a mí sigo buscando porque sigo sin encontrar el espacio que me dejaste, hasta que por fin doy con la verdad: que soy yo el que, ahogado, ha desaparecido. Te has ido, volverás, y cuando regreses se que me alegraré y me entristeceré de nuevo. De nuevo me dirás "compañero".
Y ya cansado de todo aquello, ahora que ya somos más viejos y sinceros te diré "Me hacías falta. Y me hacías falta antes de marcharte. He decidido que, siendo así, lo más justo es que deje de ser tu compañero. No puede ser de otro modo, y sólo hay una salida: que confíes en mí por una vez más que en tí, y al fin podamos ser, de nuevo, socios..."
Camino a la luz del día, y te persigo. No te acerques demasiado a mi... Ahora sé que siempre ha sido así, aunque haya tomado conciencia de ello recientemente. Siempre fué así, desde que era pequeño, desde que iba al colegio. Siempre una presa en el punto de mira, siempre la más inalcanzable, o la menos apropiada.
Camino a la luz del día, no le temo al Sol, pero la noche es mi aliada. Yo no sé si sabes volar. Tal vez sepas. Yo no sé si yo sé volar. Esta vez quiero volar, contigo. Y si no sabemos volar, si no sé, sí sé que quiero quedarme, por fin, en tierra a tu lado...
Todo está envuelto en un aire de misterio, si lo miras fijamente durante varios segundos. Todo es misterioso, sorprendente. Raro.
De nuevo no puedo leer. De nuevo no puedo escribir. Debe haber algo patológico en todo esto: la felicidad o cierta faceta de la misma me bloquea en algunos aspectos. Es posible que me libere de cierta vacua palabrería, y sin embargo siento una urgencia, urgencia de cosas por decir, urgencia de cosas por crear, una idea remota en el fondo que no llego a aprehender. Los vacíos que se llenan vacían otras regiones. O las llenan de vacío. Y la causa de esa felicidad... no puedo hablar de ello porque no puedo hablar de cosas vivas. Todo son proyectos agolpados en mi cabeza y no hay manera de centrarse sólo en uno y ni siquiera intentar llevarlo a término. No consigo arrebatarme. Porque lo siguiente debe ser mas grande que lo anterior, porque todo lo anterior es mediocre ahora. Así que he decidido tomarme este mes libre, por el momento. Así no sentiré por las noches esa tensión que me dice "escribe en el blog"...
Oscurece, triste sombra. En un pliego de tapíz urbano se esconden las palomas y la basura quiere aflorar y toda luz teme el momento de apagarse.
J. Percipied
RIMBAUD PREGUNTA:
En el bosque hay un pájaro, su canto os detiene y ruboriza.
Hay un reloj que no suena.
Hay un hoyo con un nido de animales blancos.
Hay una catedral ascendente y un lago ascendente.
Hay un pequeño carruaje abandonado en el soto, o bien bajando a toda prisa por el sendero, adornado con cintas.
Hay una compañía de cómicos ambulantes, vestidos para la representación, divisados en el camino por entre la linde del bosque.
Hay siempre, en fin, cuando se tiene hambre y sed, alguien que llega y os echa de ahí.
PERCIPIED RESPONDE:
Paseo por el parque un día - un día cualquiera - , hace fresco - un dia fresco cualquiera - y viendo mi propio vaho pienso que, en realidad, toda la niebla no es sino el vaho del mundo, o de este pequeño espacio de mundo y los que lo pueblan. Un policía detenido en la acera se me queda mirando y soy consciente, en ese instante, de que he perdido la noción del tiempo y no tengo reloj, no se que hora es. Voy a preguntarle al guardia - esa es mi intención -, piso un charco y me lleno de lodo. Y salpico al guardia. El tipo me mira malhumorado, bufando va hasta su moto para buscar un trapo. Un grupo de aspirantes a deportistas pasa a mi lado haciendo footing y aprovecho la confusión para salir corriendo con gracia de mariposa, corro hasta que se acaba el parque. No se que hora es. Un espeso vaho lo envuelve todo, de mi boca sale niebla. No se que hora es. Y he olvidado a mi perrito.
Una mota de polvo flotando, cayendo lentamente, ascendiendo en mitad de la sala. El humo de mil cigarros reflejado en la luz que se filtra por las rendijas de la persiana. Una voz lastimosa y desgarrada desafina de dolor junto a una guitarra triste. La cerveza está demasiado fría, el vino está demasiado amargo, y no tengo fuerzas para moverme, recostado, deseando que no venga nadie, que nadie llame, que nadie pregunte por mi, yo en mi panteón pintado de gotelet con sillones estampados. La televisión encendida y en silencio es el único contacto con la realidad que me permito, ver seres humanos moviendo los labios, y aún así no puedo dejar de cambiar de canal. Es verano y hace calor con las ventanas cerradas, pero yo necesito arroparme con una manta vieja para poder esconder la cabeza de vez en cuando. El aire parece pobre en oxígeno, no basta para respirar, y el movimiento mecánico y desacompasado de mis pulmones me produce un dolor indecible. Yo no deseo ningún dolor físico que interfiera en la percepción del dolor de mi alma... A mi alrededor desciende un halo rojizo, el frío eterno, húmedo. Ojalá todo fuese negro ahora. Ojalá pudiera cerrar los ojos. Ojalá tuviera ojos. Trepa por mi garganta un grito de pánico envuelto en bilis, mis brazos se tensan y se retuercen mis dedos, quieren arrancar de mi esa roja mortaja que me ata al fondo del abismo. Ojalá tuviera boca. Ojalá tuviera brazos. Nauseabundo me inunda el olor a cemento y hormigón, y a kilos de arena fundida con barro y hojas muertas...
Inerte, sin esperanza, me castigo a repetir en mi memoria la imagen de tu rostro, el calor de una mirada que pentró en mí al instante y extendió por mi interior verdes brotes y flores blancas; el aroma de un aire nuevo, nunca más respirado, un aire tan dulce y tan delicioso que era mi alimento y mi adicción, la savia de tus labios y el perfume de tu aroma. Guardo en un cajón la cinta que recogía tu pelo aquella noche en que el firmamento se detuvo, aún encierra dentro de sí cabellos enamorados y parte de aquella esencia. Freno mi intención de ir a buscarla y limpiar con mis lágrimas todo rastro de tu presencia; hoy no tengo fuerzas para llorarte. Y todo aquello que no es tu piel se ha vuelto áspero...
El Sol se muestra inclemente por la mañana, luce débil y frío, los cristales empañados. Es invierno. Me dices "buenos días" y sonríes. No estoy ahí. Me dices "¿has dormido bien?" y te inclinas sobre mí. No estoy ahí. Y tus ojos son aún más verdes porque se bañan en los míos, dejas en mi boca un beso y con eso ya he desayunado, comido, cenado, reverdecen las hojas, florecen de nuevo los lirios.
No se si he despertado o acabo de quedarme dormido. No quiero saberlo. Te abrazo y te digo "No te muevas ni un centímetro. Quédate aquí, junto a mí, y respira. -me miras dulce, extrañada- Tú sólo sigue respirando..."
Sur l'onde calme et noire où dorment les étoiles La blanche Ophélia flotte comme un grand lys, Flotte très lentement, couchée en ses longs voiles ... - On entend dans les bois lointains des hallalis.
Voici plus de mille ans que la triste Ophélie Passe, fantôme blanc, sur le long fleuve noir; Voici plus de mille ans que sa douce folie Murmure sa romance à la brise du soir.
Le vent baise ses seins et déploie en corolle Ses grands voiles bercés mollement par les eaux; Les saules frissonnants pleurent sur son épaule, Sur son grand front rêveur s'inclinent les roseaux.
Les nénuphars froissés soupirent autour d'elle; Elle éveille parfois, dans un aune qui dort, Quelque nid, d'où s'échappe un petit frisson d'aile: - Un chant mystérieux tombe des astres d'or.
O pâle Ophélia! belle comme la neige! Oui, tu mourus, enfant, par un fleuve emporté! - C'est que les vents tombant des grands monts de Norwège T'avaient parlé tout bas de l'âpre liberté;
C'est qu'un souffle, tordant ta grande chevelure, A ton esprit rêveur portait d'étranges bruits; Que ton coeur écoutait le chant de la Nature Dans les plaintes de l'arbre et les soupirs des nuits;
C'est que la voix des mers folles, immense râle, Brisait ton sein d'enfant, trop humain et trop doux; C'est qu'un matin d'avril, un beau cavalier pâle, Un pauvre fou, s'assit muet à tes genoux!
Ciel! Amour! Liberté! Quel rêve, ô pauvre Folle! Tu te fondais à lui comme une neige au feu: Tes grandes visions étranglaient ta parole - Et l'Infini terrible effara ton oeil bleu!
- Et le Poète dit qu'aux rayons des étoiles Tu viens chercher, la nuit, les fleurs que tu cueillis, Et qu'il a vu sur l'eau, couchée en ses longs voiles, La blanche Ophélia flotter, comme un grand lys.
En las aguas profundas que acunan las estrellas, blanca y cándida,Ofelia flota como un gran lirio, flota tan lentamente, recostada en sus velos... cuando tocan a muerte en el bosque lejano.
Hace ya miles de años que la pálida Ofelia pasa, fantasma blanco por el gran río negro; más de mil años ya que su suave locura murmura su tonada en el aire nocturno.
El viento, cual corola, sus senos acaricia y despliega, acunado, su velamen azul; los sauces temblorosos lloran contra sus hombros y por su frente en sueños, la espadaña se pliega.
Los rizados nenúfares suspiran a su lado, mientra ella despierta, en el dormido aliso, un nido del que surge un mínimo temblor... y un canto, en oros, cae del cielo misterioso.
¡Oh tristísima Ofelia, bella como la nieve, muerta cuando eras niña, llevada por el río! Y es que los fríos vientos que caen de Noruega te habían susurrado la adusta libertad.
Y es que un arcano soplo, al blandir tu melena, en tu mente traspuesta metió voces extrañas; y es que tu corazón escuchaba el lamento de la Naturaleza, son de árboles y noches.
Y es que la voz del mar, como inmenso jadeo rompió tu corazón manso y tierno de niña; y es que un día de abril, un bello infante pálido, un loco miserioso, a tus pies se sentó.
Cielo, Amor, Libertad: ¡qué sueño, oh pobre Loca! . Te fundías en él como nieve en el fuego; tus visiones, enormes, ahogaban tu palabra. Y el terrible Infinito espantó tu ojo azul .
Y el poeta nos dice que en la noche estrellada vienes a recoger las flores que cortaste , y que ha visto en el agua, recostada en sus velos, a la cándida Ofelia flotar, como un gran lis .