viernes, 2 de noviembre de 2007

Dia de Difuntos

Foto: Fotograma de La Doble Vida de Verónica, de Kryzstof Kieslowsky




¿No debería ahora escribir a los truenos?
Que debo hacer, guíame noche
¿para qué me has citado ante ti?
¿No debería ahora sentir la hiel en mis labios?

Debería el alma llorar rios de vida
Cuando te aproximas a mi, y me tocas de nuevo...

Un beso largo como un invierno gris

y cálido como una primavera azul.

Y fresco como una noche teñida de estrellas

un tapiz de estrellas

que ya no son mas que agujeritos que dejan pasar la luz que se refleja en tus ojos

a través de ellos trato de adivinarte

y te imagino precioso mundo que espera ser desvelado

luminoso secreto cubierto de jirones de oscuridad


Llegada la turbia calma nocturna, absorbido por oscuros pensamientos de ceniza, con el peso de los años pasados y la carga de los que están por venir me recuesto sobre el reflejo de tu imagen en mi memoria.

Acaricio la silueta vacía de tu cuerpo y me busco en el resplandor muerto de tus ojos.

Tomo tu mano en mi mano y recorro con mis dedos tus dedos y siento cada huella, cada trazo que tracé dibujándote una vez blanca en la noche negra. Derramo sobre el eco de tu voz las lágrimas del silencio y canto con mi garganta quebrada las palabras que brotaron de tus labios cuando dejaron de ser parte de los mios. Silencio.Vacío resplandor muerto.


Presente la negra sombra de tu recuerdo me abrazo y me arropo con retazos, con harapos, y reclamo al espejo un rostro que no reconozco en mi rostro, sigo mis pasos, los desando, descamino, despienso, tratando de encontrar el lugar donde quedó parado helado congelado ese que ya no soy yo, que una vez fui yo, que era otro. Lo encuentro tirado en una esquina, balanceándose, mirando hacia la Nada musitando como un loco palabras que carecen de sentido, flotando en un lago de sangre que mana de un corazón tan herido que ya no duele.

Acaricio sus negros y agitados cabellos, y te encuentro en el resplandor muerto de sus ojos.

Tomo su mano en mi mano y recorro su muñeca con mis dedos, buscando el rumor de los latidos que aún avanzan inconscientes, siguiendo la cadencia de tu aliento. Derramo sobre el charco de su desdicha el eco de tu voz y mis lágrimas, y escucho en silencio el canto perdido que pretende recordarte, recordarse, recordarnos. Agitado resplandor muerto.

Oculta la senda que no recorrimos, desnudas las vidas que no vivimos, me siento en mi silla con un cigarro entre mis manos y contemplo la pared rugosa y la danza mortecina de las luces y las tinieblas y lamento, lamento la certeza de que habrá de amanecer, de que la noche se acaba.


Lentamente, con la dulzura de la caída

De una hoja de otoño

Se puso en pié

Aspiró el aire puro que emanaba de las piedras mismas

Lo exhaló convertido en torrente de montaña

Descendió por las afiladas cumbres

Formó un lago de pensamientos

Se convirtió en nube de intuición

Tiñó de verde la tierra fértil de los sueños.

J. Percipied

1 comentario:

mifuriaparanoica dijo...

"Mis ojos están
Ardiendo de sueño
Abandono mi cuerpo
Y te busco a tí

Me he echado a perder
Y no encuentro el remedio
La noche fuma a los hombres
Hechos de papel...

Si miro hacia atrás
Veo los peces luna
Que se alejan danzando
Donde no estás tú... "