viernes, 30 de noviembre de 2007

Responso sobre el polvo

He estado esperando este momento.

Mírame. Esto no lo has visto nunca.
Mírame. Mira mis ojos.
Fíjate.
¿Qué ves en ellos?
Entonces mírate.
Desenfoca la vista, te he enseñado a hacerlo
¿Ahora qué ves en mis ojos?
Ya no te ves a tí. Mira dentro.

¿Ves ese frasco,
en la segunda estantería,
donde nunca limpio el polvo?
No te das cuenta. No miras bien. Míralo.
El polvo acumulado. No es polvo.
Es tiempo.

¿Sabes que guardo dentro?
No. Nunca te has parado a pensarlo.
Pero los frascos se han hecho
para guardar cosas dentro.
Mira dentro.

Es agua. De manantial.
Son mis lágrimas.
Son antiguas.
Como el polvo.

Mira mis manos. Ya las has visto,
vuelve a mirarlas.
Mira mis nudillos. Ya los has visto. Hay cicatrices. Ya las conoces.
Pero no te has fijado bien.
Son tus cicatrices.
Míralas.

Aún piensas que sueño
aún crees que esto es
un remedo de poesía
No lo has visto bien.
No has mirado dentro.
Mírame.

Es un testamento
vivo
de un hombre
muerto.

Sólo grita ya por las noches
de vez en cuando
No le hago mucho caso
Sólo creo en los fantasmas muertos
Pero me da lástima.
No quiero que se vaya tan solo
tan hueco.

Así que lo guardo, en un frasco
sobre la estantería cubierta de polvo
Lo acojo en el fondo
de mis ojos
Lo recuerdo en las cicatrices
de mis nudillos.

Esto nunca lo has visto
El tiempo engaña
Míralo,
no importa quién lo mató,
si fué homicidio
ya ha
preescrito.
Importa que está
ahí
quiero que lo
veas,
quiere verte,
quiero ver
ese encuentro
míralo.

Mírame.
Así no.
Mira dentro.




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