The need to speak, even if one has nothing to say, becomes more pressing when one has nothing to say, just as the will to live becomes more urgent when life has lost its meaning
Walter Benjamin
A escondidas aprendo
Yo sólo quería tocar el piano en las fechas señaladas, para un grupo de amigos selectos, tras el convite y las copas, con la corbata aflojada y la cara cubierta de confetti, un cigarrillo en la boca y el pelo echado para atrás. O para un lado. O sobre los ojos, no se.
Pero en ocasiones me descubría a mi mismo soñando despierto, pulsando en la mesa, imaginando que era yo quien ejecutaba, pongamos, la Rapsodia sobre un tema de Paganini, o las Gnossienes de Satie en un escenario no muy grande, lo justo, un foco encima, o detrás. No se. Las caras a oscuras, tal vez algún aplauso, tal vez un chin chin con la chica del violín. Segundo.
Ya había tocado demasiada basura en la intimidad para pensar de nuevo en la fama y la gloria cuando de pronto surge de mis dedos algo y pienso, al dia siguiente, sobrio, "no está mal". Y entonces llega ella y dice "no está mal" y yo pienso "mejor será no tocarlo delante de nadie más y he aquí mi pequeño triunfo". Y luego concedo "No en grandes teatros, tal vez en algún pequeño bar, para borrachos desconocidos, como un músico de jazz, sin dar mucho la cara ni demasiado la nota". Y hala, me hago mis bolos, modestos pero reconfortantes para el ego y pienso "no está mal"
A escondidas sueño
En horario de trabajo
Entonces aparece ese desgraciado, no ese, esos, no uno, dos, uno detrás del otro, los escucho y la verdad es que nunca había oído algo igual. Boris y Jack, que tipejos repelentes. Así que ya no brotan de mis dedos melodías que no me suenen a eco distorsionado de las suyas y pienso, por fin. Se acabó.
Pero por las noches me invade cierta furia, hay algo, brota a veces, cacofonías incongruentes que saben a palabras de Oráculo y necesito que me las traduzca, bueno, ya sabéis, una intermediaria. Me ha pasado sólo con tres personas, y también con un tío (eso fué raro, no lo esperaba, pero tampoco voy a quejarme). Y se que algo hay, necesito explorarlo pero tal vez es demasiado grande, o eso me parece, un peso en mi pecho y luces en mi cabecita y mis dedos no dan abasto (me falla la técnica, tanto compositiva como interpretativa) y sólo suenan notas disonantes y ni siquiera en su disonancia son algo. Pienso "ampliemos los horizontes": Sólo necesito pasta. Pasta y algo, tal vez estudiar, y algo, la ilusión de algo, que a ser posible no sea demasiado real pero sí lo suficientemente algo para anhelarlo. No se si me he explicado correctamente.
Yo sólo quería tocar el piano en las fechas señaladas, para un grupo de amigos selectos, tras el convite y las copas, con la corbata aflojada y la cara cubierta de confetti, un cigarrillo en la boca y el pelo echado para atrás. O para un lado. O sobre los ojos, no se.
A escondidas como
Fugaces bocados
Fugaces bocados
Pero en ocasiones me descubría a mi mismo soñando despierto, pulsando en la mesa, imaginando que era yo quien ejecutaba, pongamos, la Rapsodia sobre un tema de Paganini, o las Gnossienes de Satie en un escenario no muy grande, lo justo, un foco encima, o detrás. No se. Las caras a oscuras, tal vez algún aplauso, tal vez un chin chin con la chica del violín. Segundo.
A escondidas fumo
en espacios reservados
en espacios reservados
Ya había tocado demasiada basura en la intimidad para pensar de nuevo en la fama y la gloria cuando de pronto surge de mis dedos algo y pienso, al dia siguiente, sobrio, "no está mal". Y entonces llega ella y dice "no está mal" y yo pienso "mejor será no tocarlo delante de nadie más y he aquí mi pequeño triunfo". Y luego concedo "No en grandes teatros, tal vez en algún pequeño bar, para borrachos desconocidos, como un músico de jazz, sin dar mucho la cara ni demasiado la nota". Y hala, me hago mis bolos, modestos pero reconfortantes para el ego y pienso "no está mal"
A escondidas sueño
En horario de trabajo
Entonces aparece ese desgraciado, no ese, esos, no uno, dos, uno detrás del otro, los escucho y la verdad es que nunca había oído algo igual. Boris y Jack, que tipejos repelentes. Así que ya no brotan de mis dedos melodías que no me suenen a eco distorsionado de las suyas y pienso, por fin. Se acabó.
A escondidas lloro
Pero por las noches me invade cierta furia, hay algo, brota a veces, cacofonías incongruentes que saben a palabras de Oráculo y necesito que me las traduzca, bueno, ya sabéis, una intermediaria. Me ha pasado sólo con tres personas, y también con un tío (eso fué raro, no lo esperaba, pero tampoco voy a quejarme). Y se que algo hay, necesito explorarlo pero tal vez es demasiado grande, o eso me parece, un peso en mi pecho y luces en mi cabecita y mis dedos no dan abasto (me falla la técnica, tanto compositiva como interpretativa) y sólo suenan notas disonantes y ni siquiera en su disonancia son algo. Pienso "ampliemos los horizontes": Sólo necesito pasta. Pasta y algo, tal vez estudiar, y algo, la ilusión de algo, que a ser posible no sea demasiado real pero sí lo suficientemente algo para anhelarlo. No se si me he explicado correctamente.
A escondidas amo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario