(otra vez)
Que hermoso. Sobre el mueble tosco y en apariencia áspero, a la luz de una indecisa vela.
Aferra con pasión una pluma sedienta, la mueve con precisión, pero velozmente ,dibujando los sonidos -siente ahora que el viento quiere entrar por su ventana cerrada-, tejiendo con intrincados caracteres redes que atan a una fina superficie los colores, la música, el frío y la noche, el mundo.
Ejecuta así su magia. Universos enteros se condensan en un punto,
Resucitar la voz del Vidente es virtud de sólo unos pocos.
Aferra con pasión una pluma sedienta, la mueve con precisión, pero velozmente ,dibujando los sonidos -siente ahora que el viento quiere entrar por su ventana cerrada-, tejiendo con intrincados caracteres redes que atan a una fina superficie los colores, la música, el frío y la noche, el mundo.
Ejecuta así su magia. Universos enteros se condensan en un punto,
se extienden,
se doblan,
remontan · el vuelo,
descienden, se separan,
continúan,
A la espera de que, en algún lugar, alguien diestramente desentrañe el misterio, que alguien haga funcionar el conjuro, que alguien haga danzar a las estrellas infinitas.se doblan,
remontan · el vuelo,
descienden, se separan,
continúan,
Resucitar la voz del Vidente es virtud de sólo unos pocos.
La pluma se detiene, y una gota se desliza por el filo. Refleja en su negrura la luz febril de la mirada de su amo, y se precipita hasta encontrarse con la límpida agua de un vaso olvidado. La tinta se contorsiona formando espirales y la poesía toma forma de criatura que se arrastra, nada, extiende sus pequeños brazos y desciende a la mesa. Tiene conciencia de si misma y ejecuta sobre la madera una coreografía hasta entonces oculta. El poeta contempla maravillado a este ser que en su amor por él adopta rasgos femeninos, y quiere crecer para abrazar, para acariciar, para besar. Deja tras de sí el rastro grisáceo de unas huellas diminutas e intenta hablar, pero su voz es demasiado débil para ser escuchada. El poeta humedece sus manos en el vaso y extiende su palma, recoge a la criatura que inclina su cabecita y observa. La deposita en el suelo junto a una fuente. Indecisa, ella avanza y, con sumo cuidado, toma una gota de agua, luego otra y otra más.
Ahora es tan alta como él, transparente como el cristal bien pulido, y la esencia grisácea es casi imperceptible. Toma a su amado de la mano y pasean bajo la Luna, bailan muy despacio y se funden en un beso. La líquida figura se mezcla con el poeta, estalla en mil gotas y el llora lágrimas negras y dulces.
Desperté sobre mi mesa, el tintero volcado, mis ojos humedecidos. Desperté, mojé mi pluma y dibujé sonidos añorando la lenta danza de las estrellas.
Ahora es tan alta como él, transparente como el cristal bien pulido, y la esencia grisácea es casi imperceptible. Toma a su amado de la mano y pasean bajo la Luna, bailan muy despacio y se funden en un beso. La líquida figura se mezcla con el poeta, estalla en mil gotas y el llora lágrimas negras y dulces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario